El presidente de BMN-Cajamurcia, Carlos Egea, que ayer asistió a la presentación del Barómetro de Amefmur correspondiente al segundo trimestre de 2015, manifestó su optimismo por las perspectivas de crecimiento que está manteniendo la Región y apuntó que «el crédito nuevo está aumentando un 40%» en la entidad. Añadió que las buenas perspectivas pueden verse favorecidas por la caída adicional del precio del petróleo que se producirá previsiblemente con la vuelta de Irán a la producción, cuyas consecuencias serían muy positivas en la economía. No descarta que la aportación al mercado de un millón de barriles diarios de petróleo iraní, una vez acabado el embargo, haga bajar la cotización a unos 15 0 20 dólares.

Destacó que «el crédito nuevo concedido por la entidad está creciendo un 40%», mientras que en las pequeñas y medianas empresas el repunte llega al 38%». Explicó igualmente cómo ha cambiado el perfil del demandante de préstamos que acude a las entidades financieras. A su juicio, el solicitante ahora «es más exigente y mejor formado. No solo quiere que se le financien su créditos, sino que también quiere que su empresa esté bien capitalizada». A su juicio, «es bueno» que las empresas quieran estar capitalizadas y disponer de capital propio, aunque eso no quiere decir que tengan que financiarse sus inversiones con sus propios recursos. Recordó que las empresas exportadoras fueron las primeras que empezaron a demandar créditos, «dado que son las que menos han sufrido la crisis. Fue más intensa en España porque nos retrasamos más en hacerle frente, pero las exportaciones han pasado de ser el 27% del PIB al 35%, lo que nos convierte en el segundo país más exportador de la Unión Europea, después de Alemania».

Carlos Egea también augura una recuperación del mercado inmobiliario, a media que vaya teniendo salida el stock de viviendas en venta, teniendo en cuenta que la concesión de hipotecas para la financiación de viviendas está creciendo un 60%. Egea dejó claro que el crecimiento de la construcción nunca llegará a alcanzar los desproporcionados repuntes que llevaron a acumular una oferta de 800.000 viviendas en venta en España -unas 600.000 ahora-, sino que tendrá que ir adaptándose a las proporciones que demande el mercado en este momento.