El 85 por ciento de los ingresos de Urgencias pediátricas en la Región de Mucia tienen como causa común la bronquiolitis, una enfermedad que afecta cada año en España a 20.000 niños menores de dos años, tal y como afirma el jefe del servicio de Urgencias de Pediatría del Hospital de Cruces de Bilbao, Javier Benito.

Este invierno los servicios de Pediatría hospitalarios de Murcia y Cataluña han alertado del importante número de casos de bronquiolitis que se están produciendo. De hecho, tal y como informaba esta misma semana LA OPINIÓN, en los últimos quince días se han producido en los hospitales regionales 3.000 ingresos de niños pequeños y bebés por este virus, lo que da un promedio de 200 casos cada día.

Se trata de una patología que en lactantes y menores de dos años suele estar causada por el virus respiratorio sincitial (VRS), también conocido como el 'virus de los bebés', que suele aparecer justo antes del virus de la gripe y que tiene una duración de entre 10 y 15 días.

Mientras que en adultos el virus cursa como una gripe, en los niños pequeños puede provocar el ingreso en las unidades hospitalarias lo que ocasiona un impacto "muy importante" en la vida familiar e, incluso, en la salud posterior del menor.

De hecho, el 50 por ciento de estos pacientes va a tener episodios repetidos de bronquiolitis hasta los 5 o 6 años, aunque si existen antecedentes familiares de asma es posible que persistan hasta la edad adulta.

"Es enfermedad que, además de tener un proceso largo, en los niños produce cierta predisposición a padecer en los siguientes años episodios repetidos de dificultades respiratorias similares al asma. De ahí la importancia de la enfermedad no sólo en el momento en el que se produce sino las consecuencias que puede tener a medio y largo plazo", explica el doctor Javier Benito.

Prevención

Los síntomas más habituales con los que se presenta la bronquiolitis causada por el VRS son similares a los de un catarro común, es decir, tos, exceso de mucosidad, congestión nasal y fiebre baja.

No obstante, según la gerente de la Alianza Aire, Aurora Pimentel, existe la posibilidad de que en lactantes y poblaciones de riesgo ocasione tos grave y persistente, dificultades para respirar, sibilancias y respiración rápida y agitada, cansancio y fatiga, aumento de la frecuencia respiratoria, pérdida del apetito y rechazo de agua, frecuencia cardiaca acelerada, tono bajo, adormecimiento y dificultad para conciliar el sueño, así como deshidratación o piel azulada (cianosis).

Aunque la mortalidad por este virus es baja, los niños que han nacido prematuros, con problemas congénitos del corazón, en las vías respiratorias o de disminución de la inmunidad, tienen una predisposición a presentar una bronquiolitis más grave y, en algunos casos, fallecer.

"La mortalidad es baja pero es muy importante la morbilidad que provoca la enfermedad", apostilla el doctor Benito, para recordar que actualmente no existe un tratamiento, aunque se espera que en unos cinco años esté disponible la vacuna.

Mientras llega la vacuna, tanto Benito como Pimentel destacan la importancia de prevenir el contagio del virus con "sencillas" medidas como, por ejemplo, lavarse las manos con agua y jabón cada vez que se vaya a coger al menor, lavar los juguetes, ventilar la casa, no fumar en la vivienda, evitar las aglomeraciones, no llevarles a la guardería durante la época de más incidencia del virus y fomentar y facilitar la lactancia materna hasta los primeros 6 meses del bebé.

"Es importante también que se usen pañuelos desechables y que si se estornuda o tose, en vez de llevarse las manos a la cara, se tape la boca con el interior del codo", recalca Pimentel. Se trata, por tanto, de medidas "importantísimas" para hacer que la bronquiolitis sea "menos frecuente y menos intensa".