La Comisión Europea, a través de la dirección general de Medio Ambiente, ha asumido oficialmente el papel negativo que juegan los usos del suelo en el área mediterránea -y en especial el proceso urbanizador-, la desaparición de marjales y la pérdida de cubierta vegetal, en la aparición de fenómenos desconocidos hasta ahora, como el incremento de las inundaciones en centroeuropa y la posibilidad de que se produzcan cambios en la circulación de las corrientes marinas, que provocarían a su vez una modificación del clima.

Millán Millán, director emérito del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), ha sido el invitado de la Comisión Europea para abrir con una editorial y un resumen de la investigación realizada por el CEAM el informe especial sobre ´Suelo y Agua. Una perspectiva a largo plazo´, en el que por encargo de la dirección general de Medio Ambiente de la Unión Europea se analizan los últimos hallazgos científicos en relación, en este caso, con los problemas generados por la alteración de la calidad del suelo y de los ciclos del agua en el viejo continente.

El informe incluye una versión del trabajo realizado por Millán y otros investigadores del CEAM sobre cómo los cambios en el uso de la tierra en el Mediterráneo pueden estar provocando «grandes cambios climáticos» que afectan prácticamente a todos los territorios del continente europeo; una revelación que llega en un momento muy delicado en al ámbito medioambiental para el entorno comunitario.

Los trabajos financiados por Europa y desarrollados por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo concluyen que las transformaciones experimentadas por el uso del suelo en las costas mediterráneas (destrucción de los bosques, aterramiento y desaparición de los marjales y el sellado del suelo por las construcciones), han hecho que disminuya el número de tormentas y la precipitación asociada.

La acumulación de nubes de vapor de agua sobre el Mediterráneo que no llegan a descargar en forma de tormenta puede traducirse en lluvias torrenciales en el litoral o provocar inundaciones de verano en centroeuropa. Además, el vapor de agua acumulado fomenta la aparición del efecto invernadero, al que hay que sumar las emisiones de gases, principales responsables del cambio climático a nivel mundial que hoy tratarán de urgencia 195 países -más la ONU- en la Conferencia del Clima (COP21) que se celebra en París para asegurar el compromiso de los estados en la lucha por defender el planeta.

Millán insiste, y así parece haberlo entendido también Bruselas, en que los modelos climáticos actuales «no son capaces» de tener en cuenta estos procesos -la acumulación de vapor de agua-, lo que podría conllevar que se proyectaran «falsas conclusiones» al respecto.

Para Millán, un «intenso programa de reforestación en las áreas destruidas» que recupere el régimen de tormentas y más investigaciones «para mejorar la predicción de fenómenos meteorológicos extremos», son algunas de las actuaciones que podrían mitigar sus efectos, como así quedan propuestas en el informe ´Suelo y Agua. Una perspectiva a largo plazo´, ya en poder de la Comisión Europea.