Marina tiene dos años y una parálisis cerebral por la falta oxígeno en el cerebro en el momento de su nacimiento. Todo esto hace que la pequeña tenga una minusvalía del 90% que, entre otras muchas cosas, impiden que pueda alimentarse de forma normal y necesita siempre la ayuda de un adulto. Este verano su madre, Virtudes Fenor, quiso escolarizarla en la Escuela Infantil San Basilio de Murcia y se encontró con el rechazo inicial porque sus problemas para alimentarse hacían que los profesores del centro no pudieran hacerse responsables de ella en el comedor.

Y renunciar a poder llevarla a este servicio nunca estuvo en los planes de la madre. «Lo correcto y lo lógico es que mi hija tuviera las mismas opciones que el resto de niños de su edad», defiende su madre. El rechazo provocó su queja y que se movilizara y denunciara su caso para que la consejería de Educación le diera una solución que finalmente llegó de la mano de un convenio entre Educación y la asociación Astrapace.

Esta asociación contrató a un auxiliar de enfermería, Fran, que cada día va a la escuela para dar de comer y merendar a la pequeña. La operación no es sencilla, puesto que Marina solo puede alimentarse y beber líquidos a través de un botón gástrico, porque de otra forma se ahogaría. La niña lleva poco más de una semana quedándose al comedor y su madre, al fin, respira tranquila.

«Yo no podía plantearme hasta ahora trabajar o hacer nada porque no podía dejar a mi hija. Que esté en una escuela infantil como cualquier niño me da otras opciones», cuenta Virtudes, que se queja de que «haya que luchar tanto a veces para conseguir que cosas que son necesarias y de sentido común ocurran». Está contenta por la solución a la que ha llegado Educación con Astrapace, pero no le gusta que este sea el método. «Una asistencia así debería ser gratis, sin más», protesta esta madre, que recuerda que ella también paga cien euros al mes a Astrapace para poder acceder a otros servicios como la estimulación sensorial.

«No es mucho, pero no todo el mundo lo puede pagar, y además en Murcia la atención temprana de estos niños no la cubre el Ayuntamiento», lamenta esta madre que cree que debería haber sanitarios a tiempo completo en todos los centros «o si no, al menos itinerantes, como están los fisioterapeutas».

Para casos como el de esta niña es para los que Educación quiere poner en marcha su proyecto de centros de referencia sanitaria, aunque quizá Marina, por su alto grado de dependencia, tenga que ser escolarizada en un colegio de Educación Especial y no en un colegio ordinario.