Reutilizar los restos de podas de palmeras, los troncos de árboles caídos e incluso los ejemplares muertos a causa de la plaga del picudo, y convertirlos en material apto para fabricar aglomerados aislantes para paredes y suelos. Este es el objetivo del proyecto de investigación llevado a cabo por el departamento de Ingeniería de la Construcción de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, que depende de la Universidad Miguel Hernández.

La plaga del picudo, insecto que llegó a la Región de Murcia con la importación de palmeras infectadas de Egipto, se extendió rápidamente desde 2005, afectando tres años después a 22 municipios, principalmente de la comarca del Campo de Cartagena, Valle del Guadalentín y sur de la Vega del Segura. Hasta el 2014, la plaga fue 'colonizando' poco a poco al resto de los ejemplares de la totalidad de los municipios de la Comunidad. Aunque no hay estadística de cuántas palmeras están afectadas a fecha de hoy «porque es una plaga que la UE considera como establecida y no hay un seguimiento del número de infectadas», indican desde la consejería de Agricultura, en 2013 este departamento hablaba de más de 9.000.

Las ventajas de este proyecto, además de las propias del reciclaje, pasan por sustituir los actuales aglomerados de madera por productos más ecológicos y beneficiosos para el medio ambiente, además de que el aprovechamiento de los restos de palmera permitiría reducir los costes de su destrucción. Costes que, sobre todo para ayuntamientos como los de Orihuela y Elche, con la plaga de picudo que no cesa en sus palmerales, ascienden actualmente a importantes cantidades, tal y como apunta una de las investigadoras responsables del proyecto, Teresa García Ortuño.

García explica que aunque ellos están abiertos a recibir ejemplares de municipios de la Región, aún no se ha producido esta colaboración. «Lo único que los ayuntamientos interesados tendrían que hacer sería enviarnos las palmeras a nuestro centro», comenta.

La Universidad Miguel Hernández ha recogido material procedente del Palmeral ilicitano, aunque la mayor parte de la materia prima de sus experimentos proviene de los restos de podas anteriores del propio campus oriolano de Desamparados.

Uno de los beneficios en materia ecológica pasa porque el uso de estos materiales, principalmente restos de palmera triturada, posibilitan el hecho de prescindir de adhesivos habituales, que pueden contener sustancias tóxicas o nocivas.

Una vez triturados los ejemplares de palmeras, los restos se someten a presión y a altas temperaturas en los que los azúcares y otras sustancias naturales de la materia biológica, actúan como adhesivo natural, fijando las planchas que se usarán posteriormente, sobre todo para recubrimientos o aislantes térmicos y acústicos.

En el propio laboratorio de construcción de la universidad, estas planchas son sometidas posteriormente a diferentes pruebas con el fin de evaluar la capacidad de resistencia de estos productos en cuanto a dureza y flexibilidad, conductividad térmica y acústica.

Las líneas de investigación pasan por realizar ensayos con materia prima de distinto tamaño, dependiendo del proceso de trituración, e incluso de mezclar varios materiales como la palmera con restos biológicos de otras especies arbóreas como morera, cáscaras de almendras, tallos de arroz o cáñamo, explica Ortuño.

El proceso, que permite jugar también con diferentes grosores en la obtención de aglomerados, permitiría incluso obtener planchas lo suficientemente gruesas para la fabricación de muebles, otras de las vías abiertas en la investigación, algo que «atraería numerosos beneficios, más teniendo en cuenta que hoy en día muy pocos muebles se fabrican con madera maciza, sino que se realizan con aglomerados a los que después se les pone un recubrimiento embellecedor».

Ortuño señala que «aún no hemos mantenido contacto con empresas para vender el proyecto», pero asegura que «sería perfectamente viable comenzar a usar estos productos» en obras y construcciones, pues los resultados han mostrado una eficacia similar a artículos convencionales.