Las investigaciones para descubrir el origen del asma y formas de prevenir la enfermedad se producen de manera simultánea en todo el mundo. Esta misma semana se ha dado a conocer el resultado de una investigación realizada por científicos de la Universidad de Cardiff, en Gales, en colaboración con científicos del King College de Londres y la Clínica Mayo, en Estados Unidos, que podría revolucionar el tratamiento tras conseguir describir el papel antes no detectado del receptor sensor de calcio (CaSR) en la causa del asma.

En la investigación, publicada este en la revista Science Translational Medicine, el equipo utilizó modelos de ratón de asma y el tejido de las vías respiratorias humanas de personas asmáticas y no asmáticas para llegar a sus conclusiones.

Fundamentalmente, el documento destaca la eficacia de una clase de fármacos conocidos como calciolíticos en la manipulación CaSR para revertir todos los síntomas asociados con la enfermedad. Estos síntomas incluyen el estrechamiento de las vías respiratorias y su inflamación y constricción, que contribuyen a más dificultad para respirar.

«Nuestros resultados son increíblemente emocionantes», ha afirmado estos días la investigadora principal, la profesora Daniela Riccardi, de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Cardiff. «Por primera vez hemos encontrado una relación entre la inflamación de las vías respiratorias, que puede ser causada por factores ambientales desencadenantes, como los alérgenos, el humo del cigarrillo y humo de los coches, y la constricción de las vías respiratorias en el asma alérgico». Según detalla la investigadora, «nuestro trabajo muestra cómo estos factores desencadenantes liberan sustancias químicas que activan CaSR en el tejido de las vías respiratorias y los síntomas de asma conducen a la constricción de las vías respiratorias, la inflamación y el estrechamiento. Usando calciolíticos, nebulizados directamente en los pulmones, es posible desactivar CaSR y prevenir todos estos síntomas», explica.

Este descubrimiento podría suponer desarrollar medicación que cambiará la vida de miles de pacientes -un 5% del total- que no responden a los tratamientos actuales contra el asma.