Los actos de homenaje a las dos víctimas naturales de la Región que perdieron la vida en el accidente aéreo en los Alpes se han sucedido a lo largo de una mañana en la que partidos políticos e instituciones han cancelado el grueso de sus actividades con motivo de los tres días de luto oficial decretados por la tragedia. Así, por ejemplo, la Asamblea Regional de Murcia ha cancelado el pleno previsto para la tarde de este miércoles, mientras que el pleno de esta mañana, el último de la legislatura, se ha prolongado durante apenas diez minutos para aprobar sin debate diversas iniciativas.

El dolor ha golpeado especialmente Lorca y Águilas, las dos localidades de las que eran vecinos los fallecidos. En Lorca, donde residía Javier Moreno Navarro, un centenar de ciudadanos se han concentrado ante el ayuntamiento para guardar un minuto de silencio. En una breve comparecencia ante los medios, el alcalde del municipio, Francisco Jódar, ha explicado que el ayuntamiento ha puesto a disposición de la familia de este pasajero equipos de psicólogos del servicio municipal de emergencias.

El minuto de silencio se ha repetido en todos los ayuntamientos de la Región, así como en la puerta del Palacio de San Esteban, donde ha el presidente de la Comunidad, Alberto Garre, ha rendido homenaje a todas las víctimas del siniestro.

En Águilas, donde residía el segundo de los fallecidos, Fernando Martínez Rubio, los vecinos han colocado velas encendidas ante la pastelería que regentaba. Las pastelerías Katy, dos populares confiterías ubicadas en el casco urbano y en la colonia de Calabardina regentadas por la familia del desaparecido, están cerradas a cal y canto desde que este martes se conoció la noticia del accidente aéreo.

El siniestro se produjo en la mañana de este martes, cuando un avión de la aerolínea de bajo coste Germanwings que hacía el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf se estrelló en los Alpes franceses. En el accidente perdieron la vida Fernando Martínez Rubio y Javier Moreno Navarro, parientes, que viajaban a Alemania para cerrar la compra de un camión para el negocio de uno de ellos. Otros 43 españoles viajaban en el aparato.

El accidente

Uno de los pasajeros es Fernando Martínez Rubio. Aguileño, de 35 años, casado y con dos hijos. Muy conocido en la localidad, especialmente en Calabardina porque trabajaba en el negocio familiar: Pastelería Kati. Recientemente la familia había abierto un nuevo establecimiento junto al ayuntamiento en Águilas.

El otro es Javier Moreno Navarro. Natural de Puerto Lumbreras, pero residente en Purias, Lorca. Casado y padre de dos hijos, tenía 43 años. Camionero de profesión, trabajaba en la empresa familiar de transporte junto a sus hermanos, conocidos como ´los machilas´, en Puerto Lumbreras.

Los numerosos equipos de socorro que se trasladaron al lugar de los hechos, una zona escarpada de difícil acceso a casi 3.000 metros, detuvieron las labores de búsqueda en torno a las seis de la tarde coincidiendo con la caída de la noche.

Un importante dispositivo -casi 300 gendarmes, 10 helicópteros, miembros del Ejército y personal técnico-, se trasladó al lugar de los hechos después de que el vuelo 4U9525, que había despegado de Barcelona a las diez de la mañana se estrellara casi una hora más tarde contra una pared de la montaña, tras ocho minutos de caída.

Las autoridades consideran prematuro aventurar las causas del siniestro y no descartan ninguna hipótesis, incluida la del atentado terrorista, según las autoridades francesas, aunque tanto Estados Unidos como otros países europeos prácticamente descartan esta posibilidad.

En pocas horas, los servicios de auxilio encontraron entre los restos del avión, prácticamente pulverizados por la violencia del choque contra la roca, una de las dos cajas negras, que será analizada en pocas horas por los expertos de la reputada Oficina de Investigación y Análisis (BEA). Testigos que vieron caer el aparato aseguraron que este volaba de forma extrañamente baja, pero que no desprendía humo ni realizaba un ruido particular. Por pocos kilómetros, el avión no impactó con alguna de las pequeñas aldeas alpinas que jalonan la región, lo que limita las víctimas a los 144 pasajeros, dos de ellos bebés, los dos pilotos y los cuatro asistentes de vuelo. La mayoría de ellos alemanes, 67, junto a 45 con apellidos españoles, un ciudadano belga y un buen número de turcos, además de otras nacionalidades que todavía no han trascendido.

Francia, España y Alemania han afirmado que trabajarán de forma conjunta en la identificación de los cadáveres, la investigación de las causas y en la atención de las familias.