El rumor sobre la posibilidad de que un vecino de Águilas estuviera en el avión accidentado en los Alpes franceses corrió ayer como la pólvora en esta ciudad y la consternación fue aún más grande, si cabe, cuando se supo que la víctima, Fernando Martínez Rubio, pertenecía a una conocida familia de Calabardina, popular por regentar allí una pastelería.

El alcalde de Águilas, Bartolomé Hernández, fue uno de los primeros en contactar con la familia, poniéndose a su disposición para todo lo que pudieran necesitar, siempre con la esperanza de que la noticia de su fallecimiento no se confirmara, aunque los peores presagios se cumplieron finalmente.

La noticia se extendió rápidamente entre los vecinos de Calabardina entre la sorpresa, primero, y la consternación, después, al confirmarse el falta desenlace. Félix Cano, gerente de la Heladería Cano y vecino de la Pastelería Kati, en Calabardina, comentaba que no se lo podía creer. «Me lo han dicho mientras tomaba café, que posiblemente sea un hijo de la Kati, pero no me lo terminaba de creer», y destacaba que son vecinos de Calabardina.

«Me he acercado a la pastelería, porque pensaba que podría ser un rumor. Cuando he llegado aquello daba pena. No se lo merece nadie, son muy trabajadores y toda la vida lo he visto crecer en la pastelería. Es increíble», manifestaba a esta redacción entre lagrimas, con la esperanza aún de que Fernando «no haya cogido el avión».

Un poco más allá, otro vecino de la zona y cliente de la pastelería Kati, Mariano, relataba que«el hermano menor del fallecido, Javier, «ha llegado llorando y me ha dicho que su madre con su hermano se han marchado (a Barcelona, al aeropuerto), que la mujer de él (del fallecido) ha confirmado que tenía billete para esa hora, no se nada más». «Nos conocemos desde hace 25 o 30 años -añadía- son buena gente; estamos consternados, es muy duro».

También Edu, otro residente en el barrio, comentaba con tristeza la noticia. «Me he enterado por whatsapp, yo vivo aquí al lado y nos hemos quedado totalmente consternados; no lo creíamos y estoy sin palabras; es una situación muy incomoda, pienso en su mujer, en la familia, no te lo crees, ha sido un día muy duro». Sin duda, el más amargo en Calabardina.