A la escritora albaceteña afincada en Murcia Marisa López Soria le encanta la expresión ´rabo de lagartija´ y por eso decidió titular así el cuento con el que ha ganado el Premio Destino Infantil-Apel·les Mestres, una divertida historia que propone «remedios caseros» y juegos para niños hiperactivos.

López Soria y el ilustrador murciano Alejandro Galindo se hicieron el pasado octubre con el premio de la XXXIV edición de este galardón de literatura infantil, dotado con 4.500 euros, que ha sido publicada ahora por la editorial Destino y que fue presentado la semana.

Rabo de lagartija nació «como un juego», explicó la autora, que se sorprende de que nadie haya utilizado antes esta expresión como título de un cuento.

A partir de su experiencia como profesora y el trato con niños en los talleres de lectura que imparte, López Soria encontró a menores «muy inquietos» que tienen el problema añadido de que saben que les pasa algo pero no hablan de ello.

«Si pueden ponerle nombre y compartirlo, se encuentran más liberados», señala la escritora, que indicó que Rabos de lagartija es un cuento «muy ligero», pero que lleva propuestas implícitas de juegos para ayudar a estos niños y a sus familias, «siempre a través de la literatura».

El cuento está protagonizado por Antón, un niño inquieto y juguetón que descubre un día una lagartija y la convierte en su mascota, pero ve cómo el esquivo animal desaparece de pronto y no para quieto..., como le ocurre a él.

Y le asombra la forma que tiene de desprenderse del rabo para huir de sus enemigos y aprende que hay que ser paciente para esperar a que crezca de nuevo.

Así, explica la autora, en el cuento se inculca el valor de la paciencia a través de trucos y juegos como el del «escondite inglés», que requiere estar inmóvil en algunos momentos o ´hacer la tortuga´ en situaciones de ansiedad.

Tanto López Soria como el ilustrador Alejandro Galindo consideran «un regalo» este cuento, su primer proyecto conjunto y en el que se han sentido muy compenetrados.

Galindo, que asegura que él también era ´un rabo de lagartija´ de pequeño, está convencido de que el cuento puede ayudar de una forma divertida a niños hiperactivos o con déficit de atención y a sus padres.