La dimisión de Manuel Campos protagonizó, inesperadamente, la sesión de control al Gobierno celebrada ayer en la Asamblea Regional, en la que compareció el presidente autonómico, Alberto Garre, y en la que también se habló de imputados, de transparencia y del aeropuerto de Corvera.

Garre, después de vivir una de las mañanas más difíciles desde que llegó a San Esteban, se mostró contundente en la Asamblea, su espacio político favorito, sobre todo cuando se refirió al cambio de postura en las negociaciones con Aeromur para abrir el aeropuerto de Corvera. «Este Gobierno no está dispuesto a regalarle 200 millones de euros a nadie porque a quien se debe ese dinero es a un millón y medio de murcianos», sentenció el presidente, quien añadió que Sacyr «no da garantías de que vaya a devolver el aval que le concedió esta Cámara», por lo que no es partidario de devolverle la concesión.

El asunto del aeródromo surgió tras una pregunta del diputado de IU, José Antonio Pujante, a quien Garre le recomendó que le dedicara menos tiempo a hablar de Corvera, «porque ya le ha dedicado bastante, anoche (por el lunes) me acosté a las tres de la madrugada leyendo intervenciones suyas sobre el aeropuerto del diario de sesiones de la Asamblea».

El presidente regional, aunque admitió que le vendría bien políticamente abrir Corvera el 2 de abril, señaló que no le compensa «si es a costa de que 80 familias de trabajadores de San Javier pierdan su sustento económico».

También se habló durante la comparecencia de los imputados, a raíz de una pregunta de la portavoz socialista, Begoña García Retegui, en la que recuerda al presidente que tiene potestad y facultad para cesar a sus consejeros con cuentas pendientes con la Justicia, Pedro Antonio Sánchez y Antonio Cerdá. En presencia de Sánchez, Garre señaló que sabe que tiene esas facultades, pero que siempre las utilizará «razonablemente». Reprochó a los socialistas que hicieran «dejación de funciones» cuando plantaron a los consejeros Sánchez y Cerdá al presentar estos en la Asamblea los presupuestos de sus departamentos. Y recordó que el Código Ético del PSOE establece en la apertura del juicio oral, y no en la imputación, la línea roja por la que un dirigente no puede permanecer en su cargo. «Se le van los consejeros dotados y se quedan los imputados», aseguró Retegui, a quien Garre llamó «cicatera». No obstante, el presidente insistió en que «si alguien quiere ejercer su generosidad, bienvenida sea».

La portavoz parlamentaria del PP, Severa González, elogió las medidas de regeneración democrática que ha tomado el Gobierno regional y advirtió a los socialistas de que la desafección ciudadana no se combate con la política del «y tú más», que lleva a que cobren fuerza opciones como Podemos «con un plan trazado para acabar con nuestra democracia».

También hubo referencias al nuevo consejero, Francisco Bernabé. Pujante hizo mención al fracaso de la regeneración de Portmán. «Bernabé ha sido un magnífico alcalde y será un estupendo consejero. Cuando empezaron los problemas en Portmán, él ni había nacido», respondió el jefe del Ejecutivo regional.