Manuel Campos, fiscal y hasta ayer consejero del Gobierno regional, se va tras haber fracasado en las dos grandes misiones que le encomendaron desde su entrada en el Ejecutivo, en septiembre de 2010. La primera, negociar con el Ministerio la transferencia a la Región de las competencias de Justicia, objetivo para el cual Ramón Luis Valcárcel lo integró en la candidatura del PP a la Asamblea Regional en el año 2007. En los años en los que fue diputado, a la espera de que llegaran las transferencias y lo nombraran consejero, Campos se especializó en anunciar en los medios de comunicación fechas para la llegada de las competencias de Justicia que ni se cumplían en su momento ni han llegado a materializarse jamás, pues la Administración de Justicia en la Región de Murcia sigue, siete años después, en manos del Estado.

Algo parecido le ha pasado con la segunda encomienda que tenía: la apertura del aeropuerto de Corvera, que quedó en sus manos debido a las posturas irreconciliables entre Juan Bernal, entonces vicepresidente, y la concesionaria. Después de más de un año dando fechas fallidas para la inauguración del aeródromo, y de decir incluso que echaría a andar sin aviones, Corvera no solo no ha abierto sus puertas, sino que el Gobierno de Alberto Garre ha vuelto a las tesis que defendía en su día el exvicepresidente Bernal.

Campos fue nombrado en septiembre de 2010 y asumió la recién creada cartera de Justicia e Interior, en la que permaneció un año y renunció, por motivos económicos, a asumir las competencias de Justicia. Sí se ocupó de la gestión de las emergencias. El día siguiente de su toma de posesión, se tuvo que enfrentar a un importante incendio en Calasparra.

Durante su mandato, ocurrieron también los terremotos de su Lorca natal y la riada del 28 de septiembre de 2012 en la ciudad del Sol y en Puerto Lumbreras. El consejero, con su chaleco en el puesto de mando, parecía disfrutar como un niño de la acción de las emergencias. Ya en esta época daba muestras de su peculiar personalidad. Llegó incluso a enfrentarse a un coronel de la Guardia Civil por censurar la actuación de la Benemérita en relación con un ciudadano que había sido detenido por altercados en el campamento instalado para los afectados por el terremoto. En el PP recuerdan también su ansiedad por salir en la foto con los entonces príncipes Felipe y Letizia cuando este saludaba al dispositivo de emergencias que había trabajado en Lorca. «El viento es el aire en movimiento», dijo en una rueda de prensa para hacer balance de los daños que produjo el aire en Murcia a principios de año.

Tras las elecciones de 2011, continuó en el Gobierno, en la consejería de Presidencia. En sus primeros meses ocupó el Palacio de Fontes, que luego fue vendido para paliar los problemas financieros de la Comunidad. Eso sí, Campos gastó 200.000 euros en unas reformas para trasladarse, cuatro meses después, al Palacio de San Esteban. «Gracias a la reforma, el edificio se ha podido vender por más dinero», señaló.

En esos años, le dieron las competencias de Medio Ambiente. Tiene el honor de haber puesto de acuerdo a la gran mayoría de empresarios de la Región de Murcia. Pero en su contra. Estos consideraban excesiva su rigurosidad legal en las negociaciones de los planes de gestión de los recursos naturales. Fueron muchas las quejas de la patronal, pero él siempre se mantuvo firme a sus principios. La gestión del medio ambiente cambió de cartera cuando Alberto Garre asumió la Presidencia. Los empresarios, incluso, se ausentaron del acto de toma de posesión de los nuevos consejeros para expresar su disgusto por la continuidad del jurista.

Como consejero de Fomento, Obras Públicas y Ordenación del Territorio, a Manuel Campos le tocó la gestión del aeropuerto de Corvera. Fue siempre optimista. Tras dar varias fechas de apertura que luego se han quedado en nada -la última, el 2 de abril-, ahora todo vuelve a estar como cuando estaba Juan Bernal. Y el aeropuerto, cerrado.

Aficionado a las armas de fuego, suele ir a disparar una vez al mes a las instalaciones de la Policía Local de Murcia, admitiendo que una vez se llevó incluso a Valcárcel. Pero lo que más le gusta del mundo es hablar. En algunos foros lo bautizaron como «el consejero 'Blablablá'.

Su carácter simpático hizo que, con el tiempo, acabara con los recelos que al principio despertaba en el PP por ser ajeno al partido y amigo del azote popular, el fiscal jefe Manuel López Bernal. Ahora volverá a su puesto en la Fiscalía, aunque en una entrevista en este diario anunció que no lo haría en Murcia, sino que tenía plaza en el Supremo. Sus hasta ayer compañeros de partido rezan para que no se convierta en un nuevo Baltasar Garzón.