El cuerpo de observadores de Meteorología del Estado ha cumplido 40 años desde que se puso en marcha en 1974 debido a la rápida expansión de la aviación civil. Este avance hizo necesario aumentar las necesidades del personal especializado en meteorología, sobre todo para la realización de misiones técnicas auxiliares, a lo que se añadió un requerimiento de mayor grado de selección de profesionales.

«Las oposiciones para observador meteorológico constan de cuatro bloques: informática, física, matemáticas y meteorología.

La mayoría de la gente que se presenta ha estudiado física, aunque también se da el caso de gente que ha estudiado biología y matemáticas y se han presentado a las pruebas. Más tarde Aemet nos da un curso que nos acredita para trabajar en cualquier observatorio del mundo», comenta Marcial Bueno, uno de los observadores que trabajan en el centro meteorológico de la Región y que lleva en la profesión desde el año 2008.

Aunque él trabaja de técnico encargándose de que ninguna estación meteorológica falle, del total de observadores en activo, más de la mitad pertenecen al ámbito aeronáutico. Entre sus funciones cifran, registran y clasifican los productos meteorólogos recibidos por diferentes canales, los suministran a través de los medios adecuados y los transmiten a las redes internacionales de observación.

Por otro lado, Rafael Codina, un observador que lleva 28 años en la profesión mostraba su preocupación, ya que los sistemas con los que cuentan hoy día están cada vez más automatizados, por lo que teme que en un futuro se pueda prescindir de la labor del observador meteorológico.

Esta redacción, además, ha tenido acceso a las instalaciones del centro meteorológico de la Región, instalado en Guadalupe de mano de los dos observadores, que han mostrado su rutina de trabajo y la maquinaria que utilizan para ello. En un pequeño jardín cuentan con los aparatos que se encargan de medir la humedad, evaporación, gotas de agua, además de mostrar las estaciones meteorológicas. También esta redacción ha podido observar la sonda que mandan en un globo dos veces al día y que se encarga de recoger los datos de temperatura, humedad y presión, entre otros y que se eleva más allá de la troposfera, alrededor de unos 13 kilómetros. Por otro lado, los observadores utilizan el 'Sigrobs', un programa que utilizan para ver el estado de todas las estaciones meteorológicas de la Región.

Cuarenta años después de la creación de este cuerpo, su papel no ha perdido relevancia, ya que su trabajo proporciona una mayor fiabilidad de las predicciones y la posibilidad del desarrollo de estudios climatológicos para conocer las variaciones de nuestro clima casi al minuto.