Conseguir un arma nunca había sido tan fácil, ni barato. La Guardia Civil de Murcia saca a subasta 441 lotes de armas que se podrán conocer durante cinco días, compuesto por 40 revólveres, 66 pistolas, 7 rifles, 29 carabinas, 298 escopetas y un trabuco. Cada lote se compone únicamente de un arma proveniente de algún depósito particular o comercial, tales como empresas de seguridad que ya no están en funcionamiento y han decidido deshacerse de las armas. «Este año no hay armas confiscadas en redadas, aunque podría haberlas», comenta Antonio Munuera, capitán

interventor de armas. La subasta comienza con la exposición pública y numerada de cada lote, que puede ser adquirido por una persona con licencia de posesión de armas. Hasta la una del mediodía del próximo 9 de mayo, se podrán presentar las ofertas por cada lote, para lo cual se tendrá que rellenar un impreso, pagar a la Agencia Tributaria una fianza del 25% del precio inicial y entregar el pliego en sobre cerrado a la Comandancia. Todos los sobres se abrirán el 12 de mayo, a las nueve de la mañana, cuando se conocerá la resolución de la subasta. Las armas que queden sin subastarse serán destruidas. «Suele quedar la mitad sin venderse», asegura Munuera, «las que queden correrán la suerte de ser reducidas a chatarra».

Armas a 50 euros

El precio de cada arma es establecido por el propietario y el pago va íntegramente al mismo. «El arma más cara que tenemos este año es una escopeta de 2.000 euros», declara Munuera; «la más barata, un lote por solo 50 euros. El valor de estas armas pocas veces se corresponde al real, los propietarios suelen poner un precio guiados por razones sentimentales». La mayoría de las armas adquiridas acaban en expositores de coleccionistas, colecciones personales o siendo usadas para cazar o practicar deportes como tiro al plato. Francisco ha acudido a la subasta buscando un arma a buen precio. Se fija en una escopeta de 100 euros, pero no se decide. «El arma es para mi hijo, que va a cumplir 16 años, la usaremos para ir a cazar juntos», relata, «aún no tiene ninguna y estoy buscando una adecuada para él para regalársela, pero estas están algo caras. A veces, después de las subastas las sacan con un descuento adicional», añade.

Este año, en la subasta se han registrado un 25% más de armas que en años anteriores, aunque el capitán Munuera no relaciona este aumento con la crisis ni con ninguna razón en especial. El cliente por excelencia suele ser un hombre de mediana edad que llega buscando un arma de caza bien conservada y a un módico precio. Munuera asegura que este tipo de subastas no suponen peligro alguno para la vida y la seguridad de las personas. «Todo esto está regulado, las armas nunca quedan fuera de control, lo tenemos todo registrado». «Además, los que adquieren un arma deben tener una licencia y para conseguirla tienen que pasar una serie de exámenes y controles», añade.