Su primer libro divulgativo, Revidox Confidencial: o cómo la ciencia puede ayudar a retrasar el envejecimiento, narra en primera persona la historia de un descubrimiento 100% español por parte de un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se trata del resveratrol, sustancia que se encuentra en la uva y que ralentiza el envejecimiento celular. Es un hallazgo que se consigue a pesar de la falta de medios con la que su autor, Juan Carlos Espín, afirma que luchan los investigadores. De hecho, este ceheginero de 43 años, biólogo del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), dedicará la recaudación por la venta del libro a la contratación de personal para la investigación.

¿Tan mal está la situación para investigar en España?

Sí y es triste tener que llegar a este punto, tener que ser una especie de ONG para que se invierta en investigación científica.

¿Entonces en nuestro país no hay mucha gente que quiera dedicarse a esta actividad?

Con el aliciente que los estudiantes ven en este campo, las perspectivas no son buenas. Siempre ha habido gente con vocación, pero las circunstancias no invitan precisamente a hacer carrera científica.

¿Se puede asegurar que la investigación es la gran olvidada?

Está claro que algo no funciona cuando antes estábamos en un ministerio y ahora somos parte de una secretaría de Estado, mientras que el deporte, que no debe tener la importancia de la ciencia, ha hecho el camino a la inversa. A quienes nos dedicamos a la investigación nos han degradado y ninguno de los gobiernos que han ido pasando por el poder, da igual del signo que tuviesen, ha apostado de forma decidida por el I+D (Investigación más Desarrollo).

Los gobernantes simplemente han hecho cositas, pero hemos dado tantas vueltas que a veces nos cuesta saber a qué ministerio pertenecemos.

¿De quién es responsabilidad que la ciencia esté, como usted dice, a la cola en cuanto a las prioridades del Gobierno?

Aquí hay un triángulo amoroso muy mal avenido. Es posible que los investigadores vivamos en nuestra urna de cristal y a veces nos cueste divulgar y hacer llegar a la gente lo que investigamos, pero es que a la gente, por noma general, le interesa muy poco lo que hacemos. Y luego están los gobernantes, que como ya he dicho no apuestan por la ciencia cuando deberían tener en cuenta que un país no investiga porque sea rico, sino que es rico porque investiga. Eso jamás lo entendieron quienes están al frente de este país.

Y a los medios de comunicación ¿cómo los valora en relación a la difusión de la ciencia?

También son responsables de la situación generada y suelen darle poco protagonismo.

Desde hace décadas se viene escuchando que un investigador, para progresar y poder llevar a cabo su tarea, debe emigrar. ¿Cuáles son los espejos en los que deberían mirarse para evitarlo?

Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda o Suecia, aunque yo quiero reivindicar la ciencia española. Nuestros científicos están bien posicionados en el mundo a pesar de la poca inversión que se hace para este campo en nuestro país. Aquí siempre ha habido muchos complejos en este sentido y parece que lo de fuera es mejor, pero no hay que olvidar, por ejemplo, que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es la segunda institución de su sector más destacada del mundo, solo por detrás de su equivalente en Estados Unidos. El problema fundamental es que en España se crea poco valor con el conocimiento, pues no se hacen patentes y ese déficit nos impide crecer.