­Caja Mediterráneo (CAM) está muy cerca de cerrar un acuerdo con un fondo de inversión norteamericano que está dispuesto a invertir 1.000 millones de euros en el banco al que la entidad va a traspasar todo su negocio financiero. Aunque a día de hoy todavía no hay nada firmado al respecto, la negociación está muy avanzada y permitiría a la CAM escapar de la nacionalización o, al menos, reducir el peso del Fondo de Reestructuración Ordenaba Bancaria (FROB) en su accionariado.

Eso sí, antes la cúpula de la caja, cuyo principal ámbito de acción es Alicante y Murcia, deberá convencer al Banco de España de los beneficios de la operación, ya que el supervisor sería más partidario de que el FROB inyecte a la entidad los 2.800 millones de euros que necesita y tome sus riendas.

De esta forma, aunque oficialmente la CAM insiste en que mantiene conversaciones con diversos fondos y entidades, como comunicó hace un par de semanas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), fuentes conocedoras de la situación aseguran que la negociación se circunscribe en estos momentos a un único fondo de inversión norteamericano, con el que ya hay una propuesta concreta para que invierta 1.000 millones de euros. De hecho, el pacto estaría tan avanzado que sólo faltaría un último visto bueno de la dirección del fondo en Estados Unidos para poder cerrarlo y presentarlo al consejo de administración de la caja y a las autoridades.

La estrategia de la CAM pasa porque el Banco de España le reconozca el derecho a recibir su parte proporcional de los 1.493 millones de euros de FROB1 que se autorizaron para Banco Base. Es decir, unos 1.000 millones. Al contrario que el FROB2, que se recibe a cambio de acciones, el desembolso de este dinero se produce mediante la suscripción de participaciones preferentes, unos instrumentos que no otorgan derechos políticos y que se asemejan más a un crédito.

Exigencias del Gobierno

La caja calcula que con los 1.000 millones del FROB1 y los 1.000 del fondo de inversión serían suficientes para cumplir con las nuevas exigencias de solvencia del Gobierno central, ya que la entrada de un socio privado con una participación superior al 20% del accionariado reduciría del 10% al 8% el mínimo de capital principal que debería cumplir la CAM.

En el caso de que el supervisor financiero se negase a conceder el FROB1 y le inyectase los fondos que faltaran como capital, también se reduciría su peso en el futuro consejo de administración y, muy probablemente, el Estado no alcanzaría la mayoría. Por eso, fuentes del sector financiero creen que ahora el principal escollo es, precisamente, los recelos y objeciones que pueda plantear el equipo de Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Desde la ruptura de la fusión con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, el Banco de España siempre se ha mostrado partidario de inyectar todos los fondos necesarios en la CAM mediante el FROB2 para así tomar el control de la entidad y tener las manos libres a la hora de buscar una solución.