El director de la asociación de exportadores de frutas y hortalizas Proexport, Fernando Gómez, presentó ayer, cuando todavía colea la ‘crisis del pepino’, un servicio de información y verificación de la calidad en destino de estos productos, denominado Fruit Audit, que supone «una defensa eficaz frente a las reclamaciones planteadas por las grandes cadenas de distribución» alemanas y polacas.

Gómez explicó que el sistema se ha aplicado en Alemania, porque supone el 23,5% de las exportaciones españolas de frutas y hortalizas, mientras que a Polonia se destina cerca del 5%, ya que es la puerta de entrada de los productos para Rusia y los países del Este.

Se trata de un servicio que se ha puesto en marcha en 50 empresas, no solo de Proexport, sino también de Afrucat (Cataluña), Coexphal (Almería) y Freshuelva (Huelva), todas ellas organizaciones afiliadas a Fepex. Las exportaciones agrarias murcianas al mercado alemán representan 500 millones de euros y 11 al mercado polaco.

Las empresas murcianas y españolas dispondrán de ingenieros técnicos agrícolas que en menos de 24 horas sacarán un centenar de fotografías del producto supuestamente reclamado y redactarán un primer informe que en tiempo real podrá ser supervisado por el vendedor para defenderse de la reclamación.

Gómez advirtió que hasta ahora había pérdidas millonarias a causa de quejas «muchas veces injustificadas y de mermas excesivas reclamadas por los receptores del producto». Los propietarios de Fruit Audit aseguraron que se trata de un sistema abierto a cualquier empresa española que exporte productos hortofrutícolas, no solo a los afiliados de Fepex, y remarcaron que también con ello se intenta generar confianza a las importaciones alemanas con un servicio postventa.

Además, los ingenieros recogen los precios de venta al público de estos productos en supermercados y grandes cadenas, realizan pequeñas encuestas y estudios de mercado y recaban las opiniones de los consumidores para que en origen se les pueda dar lo que soliciten con el objetivo de satisfacer el mercado para tener así informado al proveedor.

Gómez citó el caso de un exportador murciano que ha vendido sus productos a un intermediario cuya sede social está en Hannover (Alemania), pero recibe una reclamación de un mercado de Frankfurt (Alemania), tras lo que se activa Fruit Audit para averiguar lo ocurrido en menos de 24 horas, enviando un ingeniero agrónomo al citado mercado, donde fotografía las mercancías y envía in situ los resultados al proveedor español, redactando más tarde un informe detallado según la normativa de calidad contratada por el cliente.