Aventura en la selva amazónica, relax en el Caribe, cultura e historia en Roma, los encantos de una gran ciudad o, simplemente, descansar en compañía de la familia en una playa de la Región. Planes para las vacaciones veraniegas hay multitud y en esta época son muchas las personas que ya comienzan a elegir sus destinos para disfrutar del tiempo libre sin agobios laborales. Lo común en los deseos de los veraneantes es disfrutar y esto también se puede conseguir trabajando.

Se trata de las vacaciones solidarias. Un viaje, normalmente a países latinoamericanos o africanos, en el que se va a trabajar. No es un empleo remunerado, ni se cumplen horarios, es más, los que eligen pasar sus días libres ayudando a los demás suelen pagar por ello. Un ejemplo de estas vacaciones especiales es el programa Vacaciones Solidarias que lleva a cabo la ONG Solidaridad Internacional, con delegación en Murcia. Esta iniciativa está abierta a aquellas personas interesadas en la cooperación al desarrollo que deseen conocer y participar, de tres a cuatro semanas durante durante los meses de agosto u octubre, de la realidad de cinco países (Guatemala, Perú, Bolivia, Ecuador, y los campamentos Saharauis en Argelia). El principal objetivo de estas vacaciones, según explica Fulgencia Vidal, miembro de la ONG y participante en las vacaciones solidarias, «es el de sensibilizar y acercar a personas de la sociedad en general la realidad que se vive en otros países, así como facilitar una mejor comprensión de las causas de la desigualdad y sus posibles soluciones». Para Fulgencia la experiencia en

Bolivia fue «impresionante». «Todo lo que tu tienes aquí crees que lo tienes por derecho y son cosas muy difíciles de lograrlas allí», añade.

Solidaridad Internacional implica a las personas que se deciden por unas vacaciones solidarias en diferentes programas, en los que se trabaja en varios sectores de la sociedad de aquellos países. Además de trabajar y ayudar, «vuelves con una mente más abierta y se te agranda el corazón», señala Fulgencia, quien recomienda esta vivencia, ya que durante las vacaciones «logras desconectar durante un mes de tu rutina y, además, al final del proyecto sueles tener cuatro días para hacer un poco de turismo».

Para este verano, Solidaridad Internacional propone cinco países de destino (Guatemala, Ecuador, Bolivia, Perú y campamentos de refugiados Saharauis) y 12 proyectos de cooperación en los cuales se pueden participar. Los precios de viaje oscilan entre 1.990 euros a Latinoamérica y 1.050 euros a los campamentos Saharauis. El precio incluye billetes de avión (desde Madrid), tasas de aeropuerto, seguros de viaje, manutención y alojamiento.

No incluye excursiones turísticas, gastos personales ni impuestos de salida del país. Cabe destacar que esta experiencia suele «enganchar», tal y como reconoce Fulgencia, quien asegura que una vez que las personas participantes estén de vuelta en España, «pueden colaborar e implicarse en actividades de voluntariado que apoyan tareas de sensibilización relacionadas con los proyectos que desarrolla Solidaridad Internacional». Los interesados en estas vacaciones especiales, pueden ampliar la información en la web www.solidaridad.org.

También pueden contactar con la Fundación Solidaridad Internacional en los correos electrónicos vacacionesolidarias@solidaridad.org y ssalazar@solidaridad.org.

Colaboración

Además de las iniciativas llevadas a cabo desde la Región, también hay quienes deciden embarcarse en proyectos organizados desde el propio país de destino. Tal es el caso de Diego Ruiz Orenes, un fotógrafo murciano que, de la mano de su compañero de profesión Miguel Peñalver, decidió invertir su tiempo libre en trabajar de manera desinteresada para una cooperativa de Guatemala. Ambos aterrizaron en este país el pasado mes de febrero para colaborar con el Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica (IGER), a través de la mediación de Ginés, otro murciano que trabaja como voluntario en esta iniciativa.

Su trabajo consistió en fotografiar y grabar en vídeo la realidad de varias aldeas en las que se lleva a cabo el programa educativo de IGER, que ayuda a que personas sin medios puedan obtener el graduado escolar e incluso llegar a la Universidad, gracias a las clases que se imparten a través de las ondas. De esta manera, estos dos fotógrafos murcianos, ayudaron a esta cooperativa a darse a conocer elaborando un documental y una exposición fotográfica. «La experiencia supera todas tus expectativas. Te das cuenta de que ellos, sin tener medios, están haciendo algo que a ti te han dado porque sí», explica Diego, quien asegura que, en cuanto a la vivencia, «nosotros sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero lo que sí te cambia es el grado de aceptación de ciertos comentarios» de gente que no conoce aquella realidad. Quienes deseen conocer el trabajo de estos fotógrafos, pueden acceder a sus webs: www.lasfotosdetuvida.com y www.artefotodeco.com.