El dueño del restaurante japonés Enso Sushi, Antonio Bernal, suele viajar con frecuencia al país nipón que ha sido arrasado por los efectos del terremoto y el tsunami. La pasada semana tenía previsto coger un avión con ese destino, pero no lo hizo por un problema familiar, según explicó a esta redacción. No obstante, en Tokio tiene clientes y amigos con los que ha intentado mantener el contacto después de la catástrofe natural y que se encuentran en buen estado, según indicó ayer a LA OPINIÓN.

«En principio, los clientes y amigos con los que me relaciono viven en la zona Tokio, donde menos problemas ha habido, pero tampoco tienen miedo porque están acostumbrado a los temblores», indicó. No obstante, destacó que lo que más estragos está provocando es el temor a la contaminación nuclear, ya que «algunos clientes incluso han cerrado la sede de sus empresas en Tokio y se han marchado a Osaka, más al sur del país, huyendo de la radiación». Bernal reconoció que «es una casualidad que el terremoto no me hubiera pillado allí, aunque tampoco hubiera pasado nada porque tenía previsto ir a Tokio».

Enso Sushi es uno de los restaurantes japoneses con más reconocimiento en la Región –hay dos locales, uno en Murcia y otro en Cartagena– y su dueño viaja todos los años a Japón por motivos de trabajo. Bernal afirmó que espera poder ir pronto al país oriental.

En Japón también se encuentra en la actualidad Leonardo Sawano, un arquitecto que ha vivido varios años en la Región de Murcia y que ahora desarrolla su carrera profesional en esta zona. Sawano relató a LA OPINIÓN su experiencia en el país durante el terremoto que consideró «el más fuerte que ha sufrido nunca el país». Así, contó que la población que se encontraba en un radio de 20 kilómetros de la central nuclear «fue desalojada de sus viviendas al considerarse territorio peligroso». El arquitecto comprende que el momento en el que se produjo el temblor fue «providencial» porque de haberse producido durante la noche «el desastre hubiera sido mucho mayor» y señaló que muchas de las víctimas «han sido personas mayores que no han tenido capacidad de reacción».

Alejando Sawano reside en la falda del monte Fujiyama y afirmó que allí no se notó mucho el terremoto, «aunque en el norte el tsunami barrió las casas, al estar hechas con maderas ensambladas».