Si Roberto se mueve, se muere, pero ese es el menor de sus problemas. El personaje protagonista que encarna José Mota en La chispa de la vida se clava una barra de hierro en la cabeza al caerse en el Teatro Romano de Cartagena. Sobrevive, pero se queda atrapado y, si quiere seguir con vida, no puede mover ni una pestaña. Roberto visita la ciudad portuaria para volver al hotel donde disfrutó su luna de miel junto con su esposa –Salma Hayek–. Ese recuerdo y el amor de su mujer le sirven como refugio para olvidar que lleva mucho tiempo sin trabajo. Sin embargo, donde esperaba encontrar un hotel, ahora hay un museo y un teatro romano. Y su mala suerte se remata con el esperpéntico accidente, a partir del cual se destapa su verdadero drama.

El desenlace se producirá en la película en una sola noche, pero Álex De la Iglesia y su equipo llevan ya tres semanas rodando en Cartagena y les quedan otras tres. «Estamos en el ecuador», dijo ayer en la presentación del largometraje.

El director aclaró que, a pesar de que hay situaciones cómicas en la trama, La chispa de la vida es una tragedia al estilo de las de Eurípides o Berlanga, que pretende reflejar la situación de angustia actual que atraviesan muchos parados, pero llevándola al límite, casi a lo grotesco. «La crisis y el desempleo nos han llevado a una situación prácticamente insostenible, en la que parece que si nos movemos, moriremos», subrayó.

José Mota es el desgraciado protagonista. «Convertirlo en un actor de drama ha sido un reto, pero consigue ese contraste que le da aún más acidez a la trama», resalta De la Iglesia. El ex de Cruz y Raya se siente recompensado con este papel, que le permite hacer una denuncia social sobre la situación actual. «Me enorgullece ser la voz de gente que ni siquiera puede patalear para cambiar la grave situación que atraviesa», destacó Mota.

La sufridora mujer es Salma Hayek que, como muchas madres y esposas, no se puede permitir el lujo de venirse abajo, de llorar ante sus hijos –interpretados por Eduardo Casanova (Fidel en la serie Aí da) y Nerea Camacho– y se muestra fuerte. «Las mujeres somos capaces de un amor incondicional cuando se trata de la familia. Las madres y esposas son heroínas ocultas», resalta la actriz mexicana.