«Ya sabía yo que iba a tener estos problemas», decía ayer un guardia de la empresa de seguridad privada que se encarga de vigilar los accesos al hospital del Rosell de Cartagena. Y es que si los fumadores parecen haberse concienciado de que no pueden echarse un cigarro en los bares, no parecen haber asimilado que tampoco pueden hacerlo en las puertas de los centros sanitarios, aunque estén al aire libre. En la imagen, un guardia insta a dos fumadores a alejarse del Rosell.