Los integrantes de esta banda delictiva actuaban generalmente en grupos de al menos dos personas. Actuaban en distintas provincias y lo hacían sin ningún tipo de organización, improvisando constantemente y sin ningún tipo de estructura clara.

Tras ubicar sus objetivos, principalmente iglesias y ermitas poco concurridas, iniciaban su actividad durante la noche y madrugada, para evitar ser sorprendidos por párrocos o fieles.

Para la comisión de los robos empleaban la fuerza, fracturando cualquier tipo de acceso al inmueble, como puertas o ventanas, y una vez en su interior sustraían cualquier objeto de valor, generalmente dinero en efectivo.

En uno de los dispositivos establecidos en el marco de esta operación, la Guardia Civil detectó a varios sospechosos en pleno proceso de actuación. Fueron sorprendidos por los agentes mientras cometían el robo en el centro religioso de La Ñora. Instantes antes a la actuación policial, acababan de realizar otro robo con fuerza en otra iglesia y una tentativa de robo de vehículo.

Una vez obtenidos todos los indicios necesarios se estableció un dispositivo de búsqueda de los otros integrantes, logrando días más tarde la localización y detención de cuatro personas más. Posteriormente se realizó, previa autorización judicial, la entrada y registro en tres inmuebles relacionados donde se incautaron de numerosos efectos de dudosa procedencia.