Bartolomé Viúdez, que a principios de agosto sustituyó a Antonio Pita como director territorial de Cajamar, reivindica el Sureste como una región económica, sociológica y cultural, que considera el mejor lugar del mundo para vivir. Para salir de la crisis defiende la vuelta a los valores tradicionales del "ahorro, la discreción y el trabajo bien hecho" frente a la especulación y confía en que la recuperación traerá también un cambio cultural

Usted llega a Murcia procedente de Almería, pero se siente totalmente murciano.

Yo tengo la sensación de que todo lo que he hecho hasta ahora era mi periodo de formación para venir a Murcia. He vivido en Puerto Lumbreras y cada día hacía unos 125 kilómetros a Almería para ir a trabajar. Estaba deseando venir a Murcia. Es mi sitio natural. Mi familia es de Murcia y yo soy de un pueblo cercano a Huércal-Overa, Santa María de Nieva, pero mi madre nos llevaba a Lorca de pequeños para comprarnos los zapatos para el día de la Virgen. El norte de Almería pertenecemos a una comarca natural de Murcia y culturalmente somos más murcianos que andaluces. Yo me siento del Sureste

¿Por qué?

Creo que estamos separados políticamente por una cuestión meramente administrativa. De hecho, llegó a producirse un intento de constituir la región del Sureste, junto con Alicante. El Sureste es algo que debemos reivindicar, desde el punto de vista económico, sociológico y cultural. El Sureste tiene una proyección, pero además tiene un sello absolutamente autóctono. No somos andaluces, propiamente dichos. Andalucía es una región muy grande y hay muchas culturas andaluzas. Los del Sureste incluso hablamos igual y tenemos el mismo acento. Debemos reivindicar el Sureste, que es el mejor sitio del mundo para vivir. De lo que yo conozco de España, y conozco bastante, no hay ningún otro lugar mejor.

Ha llegado usted a la dirección territorial en un momento bastante difícil.

Los gestores de la actividad económica, entre los que están los políticos, los sectores económicos y empresariales y los sindicatos, tenemos la obligación de generar confianza, sí o sí. En estos momentos, tenemos que ser optimistas. Yo soy optimista porque hemos crecido mucho en los últimos años. Hemos sido capaces de generar en Murcia los í de crecimiento más altos de la economía nacional y todo esto sólo lo recuperaremos generando confianza. Mi antecesor, Antonio Pita, decía en una entrevista que le hicisteis que él tenía miedo al miedo. Parafraseando a mi amigo Antonio, es muy importante ser optimista. No puede haber ningún proyecto viable que no tenga financiación.

¿Qué cree que hay que hacer para salir de la crisis?

Tenemos que recuperar la actividad en los sectores productivos. Estamos en unos momentos de cambio que, seguramente, traerán también un cambio cultural. Creo que hemos estado un poco despistados, y España especialmente. Hemos perdido la cultura del ahorro, de la actividad productiva y nos habíamos dedicado mucho a la actividad especulativa.

¿A qué cambios se refiere?

Murcia tiene un potencial de riqueza natural de gente emprendedora. Somos muy fenicios e históricamente nos hemos sabido adaptar a las circunstancias. Hemos sido capaces de sacar provecho de terrenos muy baldíos y para eso es fundamental que los poderes públicos y privados retomen la senda del ahorro, de la discreción, de la actividad productiva, del trabajo bien hecho, que optemos por la investigación, el desarrollo y la innovación, que el agua deje de ser una cuestión política. Teniendo cuencas excedentarias, el agua no debe ser objeto de disputa.

¿Sigue siendo tan difícil conseguir un crédito?

Si en España sobran dos millones de viviendas residenciales, no parece oportuno pensar que invertir en un proyecto de segunda residencia, cuando tenemos viviendas sin vender, sería como mínimo punible. Lo lógico es que las entidades financieras seamos prudentes con el dinero de nuestros clientes. Si hay viabilidad, estamos deseando invertir en primera residencia y en VPO.