La secretaría general del Obispado de Cartagena ha comenzado a responder a los escritos presentados el pasado mes de febrero por varios centenares de murcianos que solicitaron que se les diera de baja en los registros de la Iglesia Católica, negándoles este derecho. Según indica la Diócesis de Cartagena en su carta, "la Iglesia Católica no tiene ficheros de sus miembros, ni relación alguna de ellos (...) La Iglesia Católica, al no poseer ficheros de datos, no está en condiciones de cancelarlos".

De esta manera contesta el Obispado a las cerca de 300 personas que acogiéndose al artículo 22 de la Constitución, en el que se indica textualmente que "Nadie puede ser obligado a constituir una asociación, a integrarse en ella o a permanecer en su seno", han intentado dejar de pertenecer a esta institución religiosa. Estos apóstatas se dieron cita de forma espontánea el pasado sábado 23 de febrero a las puertas del Palacio Episcopal en Murcia para hacer entrega de sus escritos en las oficinas del registro, aunque al tratarse de un día no laboral no pudieron entregar su renuncia, haciéndolo tres días más tarde.

Uno de los organizadores de esta iniciativa, Andrés Mellado, explicó a esta redacción después de conocer la respuesta del Obispado de Cartagena a sus peticiones que "contestaremos a esta carta porque estamos en todo nuestro derecho a querer que se nos borre de esta institución". Ante la afirmación de la Diócesis de que la Iglesia Católica no tiene ficheros de sus miembros, Mellado dijo que "los libros de bautismo son un registro, por lo que no pueden negar esta realidad". Asimismo, señaló que tiene conocimiento de que "se están recibiendo las respuestas de la Iglesia, por lo que esperaremos unos días antes de contestarles para verificar que les ha llegado a todos".

Desde el Obispado indican que pese a que no existen ficheros de datos tendrán en cuenta la solicitud y "en adelante no podrán ser usados sus datos personales a efectos fiscal, económico, político o cualquier otro, público o privado". Esta iniciativa de presentar la renuncia ante la Iglesia Católica surgió, según afirmaron algunos de los precursores de la idea, durante un café y "poco a poco fue cogiendo fuerza a través de varios foros y páginas web de Internet", donde se difundió un comunicado bajo el título 'Ocho motivos de por qué estamos hartos'.