La huerta de Murcia se está haciendo famosa hasta en el Kurdistán iraquí, y ahora tomates, pepinos y calabacines crecen en la tierra que vio nacer la agricultura gracias a un proyecto del Gobierno murciano.

¿Cómo es posible que los herederos de los medos y los mesopotamios, los que inventaron la agricultura hace seis mil años, ahora importen el noventa por cien de la verdura y la fruta que se consume? Esta paradoja preocupaba a María Sancho, una española que trabaja como asesora de desarrollo para el gobierno de la Región Autónoma del Kurdistán, la región iraquí más estable y segura pese a vivir estos días en el centro de la tensión entre Irak y Turquía.

María Sancho se presentó en la Escuela de Formación Agraria de Torre Pacheco (Murcia) en julio de 2006 con una petición: ayudarle a transferir la experiencia adquirida por los murcianos durante 30 años al Kurdistán iraquí, una región donde sobra agua, tierra y sol, pero donde se han olvidado de las técnicas agrícolas y casi de la misma agricultura. El gobierno murciano aceptó el reto e invitó a siete técnicos de esa región a dos meses de intensa formación en sistema de riegos, invernaderos y técnicas de producción, con el objetivo de convertirlos a su vez en formadores de otros técnicos tras su vuelta a casa.

El resultado se materializó en mayo de 2007, cuando los kurdos formados en España recogieron en invernaderos montados por ellos mismos la primera cosecha de tomates, pepinos y calabacines. Donde antes recogían medio kilo de hortalizas por metro cuadrado con sus métodos tradicionales, pasaron a cosechar nueve kilos.

El gobierno autónomo kurdo, que está deseoso de atraer inversión extranjera y especialmente a técnicos que formen a su personal local, ha tenido un gesto de reconocimiento con la Región de Murcia por haberse lanzado a esta aventura.

En su proyecto para extender en el Kurdistán la agricultura de invernadero y del riego por goteo, ha lanzado el pasado septiembre una licitación restringida a las empresas originarias de Murcia para que suministren el material agrícola necesario -plástico, tuberías y demás componentes- por un valor aproximado de 1,5 millones de euros.

Paralelamente, el gobierno kurdo acaba de invitar a los técnicos murcianos Plácido Varo, director del Centro de Formación Profesional Agraria de Torre Pacheco, y Fulgencio Contreras, del Instituto de Investigación Agraria, para que hagan un estudio de viabilidad agraria. "Tienen enormes posibilidades de producir, tanto al aire libre como en invernaderos, hortalizas, frutales, cítricos y olivos; en su caso, el riego a goteo puede ser una revolución", señala Varo.

Contreras va más lejos y vaticina que, de seguir la cooperación entre los dos gobiernos autónomos "podemos reorganizar la agricultura de este país".