La recién restaurada iglesia de San Miguel, situada en el entorno de la Gran Vía de Murcia, fue el escenario ayer de la boda de la hija del presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel. Los novios, Rosario Valcárcel y Fulgencio Perán, eligieron este pequeño templo para darse el sí quiero delante de gran parte del Gobierno regional y destacados miembros de la sociedad murciana. El entorno, engalanado con enormes centros de rosas, se llenó de curiosos deseosos de ver a los invitados y, por supuesto, al padre de la novia llevando al altar a su hija mayor.

En la lista de políticos estuvieron, además de la mayoría de consejeros, Federico Trillo, José Antonio Ruiz Vivo y el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, entre otros. También acudieron empresarios como el propietario de Sacyr Vallehermoso, Luis de Rivero. Carlos Egea, director general de Cajamurcia y Ángel Martínez, presidente territorial de la CAM y Clemente García, secretario general de CROEM asistieron también al enlace, al igual que el pintor Molina Sánchez, que reapareció ayer tras una larga convalecencia por enfermedad.

Lo más comentado, como ocurre en todas las bodas, fue el vestido de la novia; de volantes y elaborado con un fino encaje. Tras la ceremonia, en la que sonaron piezas de Haendel, Bacha y Vivaldi, interpretadas por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, todos los invitados fueron al convite, que tuvo lugar en la Finca Buenavista, en el Palmar.