El carné por puntos ha conseguido, por el momento, que mejore el comportamiento de los conductores al volante en tan sólo unos meses. El cambio de actitud ha sido tan rápido que la idea de los puntos ya ha llegado incluso a los institutos. El equipo directivo y el claustro de profesores del Instituto de Educación Secundaria Gil de Junterón de Beniel se han inspirado en esta medida de tráfico y han llevado las sanciones por puntos a las aulas para lograr que mejore la actitud de los alumnos. A partir de este curso el mal comportamiento se penalizará con puntos y el alumno que acumule veinte tendrá que enfrentarse a un castigo.

"Teníamos que aplicar el decreto de convivencia de la consejería de Educación y pensamos en este mecanismo para acabar con conductas reiterativas de los alumnos que entorpecen las clases y que, aunque no son suficientemente importantes como para sancionar por sí solas, se van acumulando día a día y hacen que sea difícil dar clase", explica Sebastián Campillo, director del centro educativo. A finales del pasado curso la dirección general de Ordenación Académica publicó un decreto de convivencia en el que se unificaban los criterios sobre qué debía ser sancionado y por qué, que obligaba a los centros a preparar un plan de actuación para mejorar el comportamiento y el buen ambiente de los centros educativos. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan de convivencia del IES Gil de Junterón de Beniel.

El mecanismo del carné por puntos es el siguiente: cada vez que un estudiante tenga un comportamiento inapropiado el profesor le sumará los puntos que correspondan según el tipo de acción. Al final de la semana los docentes entregan un informe con los puntos que han ido quitando en sus clases al tutor de cada curso. El alumno que llegue a tener veinte puntos tendrá que enfrentarse a las sanciones, que pueden ir desde hacer trabajos extraordinarios en el centro durante las tardes, hasta incluso la expulsión del centro entre uno y cinco días.

Los puntos tan sólo son válidos para aquellos comportamientos que supongan un problema para la normal convivencia en el centro. Para los actos más graves, como agresiones entre compañeros, a profesores o destrozos importantes del mobiliario, el instituto utiliza otros mecanismos de sanción, según establecen las normas de la consejería de Educación.

Entre los casos que se penalizan con puntos están llegar tarde a clase (1 punto), comer o beber en clase (2 puntos), usar el móvil o juegos electrónicos en el aula (2 puntos), decir tacos (1 punto), dirigirse al profesor de forma despectiva (3 puntos), fumar tabaco en el centro (2 puntos), dar voces en el aula, gritar por la ventana y arrojar objetos por la ventana (3 puntos), faltar a clases extraescolares (2 puntos/hora), no asistir a clase de forma injustificada (2 puntos/hora) y deteriorar el material del centro de forma deliberada (3 puntos), entre otras muchas cuestiones.

Esta original medida para controlar el comportamiento de los alumnos se ha puesto en marcha contando con la aprobación del consejo escolar del centro. Además, los padres han sido informados del nuevo método de sanciones.

Para saber si está funcionando la medida habrá que esperar a final de curso y hacer balance; por el momento los profesores sólo perciben pequeños cambios. Lo que de momento ya están notando los profesores es que los alumnos están más pendientes del comportamiento. "Conforme van sumando puntos ellos tienen la percepción de que les queda menos para ser sancionados y eso se va notando un poco", asegura el director.

A los alumnos del instituto todo esto les ha hecho mucha gracia. A una edad en la que sólo piensan en tener una moto y cumplir los dieciocho para tener un coche, lo de tener un carné por puntos como los adultos es algo, como poco, novedoso para ellos.