Para algunos de los pasajeros que viajaban en el avión de la compañía Spanair que cubría el trayecto Alicante-Palma fletado por Air Europa y que tuvo que realizar a primera hora de la tarde del miércoles un aterrizaje de emergencia en El Altet a los veinte minutos de haber despegado, fue la experiencia más terrorífica de su vida. Ese es el caso de tres vecinas de Murcia que viajaban a Palma de Mallorca y para las que, además, era su primer vuelo en avión. Paquita, Carmina y Silvia tardarán en olvidar los minutos más aterradores de sus vidas.

Paquita y Carmina habían adquirido un paquete turístico en la agencia Labertour. Montar en el avión les daba miedo, pero sólo pensaban en disfrutar hasta el próximo lunes de unas merecidas vacaciones. Montaron en el avión, se sentaron en los asientos de la cola de la aeronave y un auxiliar de vuelo, al que le comentaron que era su primer vuelo, las tranquilizó. Carmina aseguraba ayer que "el despegue fue muy bien y cuando empezábamos a estar tranquilas, sentimos una explosión. Ni siquiera nos había dado tiempo a leer las instrucciones para saber cómo actuar en caso de una emergencia, cuando vimos salir llamas del motor del lado izquierdo. El auxiliar de vuelo que estaba con nosotras, miró por la ventanilla, nos dijo que nos tranquilizásemos y se fue a la cabina del piloto".

Su amiga Paquita continua el relato asegurando que "cuando vi las llamas, que las había aunque los de la compañía aérea digan que no hubo incendio, pensé que iban al llegar al combustible y que el avión iba a explotar. Se me pasó por la cabeza que nos iban a tener que recoger a cachitos del mar. Fue horrible".

En lo que ambas coinciden es en alabar el trabajo de toda la tripulación. Según estas amigas, "en todo momento nos intentaron calmar y el piloto hizo un aterrizaje estupendo. Los problemas vinieron después".

Ambas mujeres indican que "al parar el avión, vimos muchos camiones de Bomberos y empezamos a salir por donde nos indicaban. Unos salían por la puertas de emergencias deslizándose por las alas del avión y otros por la puerta de delante. Nosotras fuimos de las últimas en salir y nos dimos un porrazo contra el suelo". De hecho, en sus cuerpos queda constancia de la accidentada salida del avión, por lo que una veintena de personas resultaron heridas.

En la mañana de ayer, ambas mujeres acudieron a urgencias de un hospital de Palma de Mallorca para curarse las heridas que sufrieron, como indicaron trabajadores de la agencia de viajes en la que contrataron sus vacaciones y que en todo momento han estado atentos a la evolución de las viajeras.

En el aeropuerto, a Paquita le dio un ataque de pánico. Ella asegura que "era vergonzoso que sólo tuviesen una ambulancia junto al avión". Pero su accidentado viaje no acabó ahí.

Ambas mujeres no aceptaron volar a las cinco de la tarde y se fueron en barco hasta Ibiza. Desde allí tomaron otro para Palma de Mallorca, pero este viaje también fue complicado. "Uno de los motores del barco dejó de funcionar. Está claro que estamos gafadas en este viaje y es difícil disfrutar de las vacaciones cuando te han pasado todas estas cosas. De hecho, hemos alquilado un coche y hemos puesto el seguro a todo riesgo, por si nos pasa algo. Lo que tenemos claro es que no nos volvemos a montar en un avión en la vida", concluye Carmina.

El caso de Silvia es diferente, pero llega a la misma conclusión: "Era mi primer vuelo y no vuelvo a montar en un avión".

Esta secretaria de dirección de Murcia viajaba a Palma de Mallorca acompañando a su jefe. Tenían una apretada agenda, llena de reuniones y con poco tiempo para disfrutar de la isla. "Nos tocaron los asientos en mitad del avión y en el pasillo, por lo que no vimos las llamas del motor. Noté que algo raro estaba pasando, pero la tripulación nos dijo que teníamos que volver al aeropuerto y que no pasaba nada", comenta Silvia.

Ella también coincide en que lo peor llegó cuando aterrizamos. "Cuando abrieron las puertas de emergencia y recogimos el equipaje de mano, todos nos pusimos muy nerviosos y hubo gente que sufrió ataques de pánico. Era muy fuerte ver el avión rodeado de bomberos", apunta.

Por suerte, ni ella ni su jefe sufrieron lesiones al abandonar la aeronave. "Bajamos por la rampa de emergencia como si lo estuviésemos haciendo todos los días", comenta Silvia con gracia.

Ellos decidieron no continuar su viaje y regresar a Murcia. Ya en la capital, hablaron con la agencia de viajes y tuvieron que aplazar para más adelante todas las reuniones que tenían previstas para esta semana. "Por suerte, hemos podido arreglar todo, pero lo pasamos mal. Con el tiempo lo recordaremos como una anécdota y mi jefe me dijo que yo debía ser gafe, porque él viaja mucho en avión y nunca le ha pasado nada parecido. Por suerte todo a quedado en un susto", puntualizó Silvia.