Ofrecer la mejor educación en conocimientos y valores es el leit motiv de cualquier centro educativo de la Región de Murcia y el deseo máximo de las familias. Unos objetivos que comparte la enseñanza concertada y privada murciana, con propuestas únicas que destacan por su atractivo y singularidad.

La aplicación de metodologías exclusivas, el hincapié en el aprendizaje de idiomas extranjeros, la digitalización e innovación como seña de identidad, la integración del medio ambiente en sus instalaciones, equipadas con modernas tecnologías y extensas áreas deportivas, así como un amplio abanico de extraescolares especializadas buscan adaptarse a las preferencias que muestre cada estudiante a lo largo de su trayectoria de aprendizaje.

Acompañar al alumnado en su crecimiento y formar en la excelencia a las personas y profesionales del futuro constituye un baluarte que exponen en este Suplemento Especial diversos colegios de la Región de Murcia. Son ejemplos de esta puesta en práctica de un modelo de enseñanza que combina su dilatada experiencia en el sector educativo con una constante modernización de sus recursos e instalaciones, sin perder de vista la transmisión de valores esenciales para el crecimiento humano de cada uno de sus estudiantes, con atención integral, cercana con alumnos y familias, y personalizada.

En este sentido, es muy importante que los niños sean formados desde pequeños en valores de solidaridad, igualdad y diversidad. Para ello, es esencial educar desde la educación inclusiva, por ver en ellos los pilares para la construcción de una convivencia social más humanizada. Entre sus muchas razones porque la educación inclusiva se fundamenta en el principio de que cada niño y niña tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos.

Además, con ella se asume que no hay niños idénticos entre sí, ni aprenden en el mismo momento ni de la misma manera, o lo que es lo mismo: una educación que atiende la diversidad de los alumnos, y por lo tanto, que no excluye a ningún tipo de ellos.

La vida es diversidad y esto es un hecho consustancial en cualquier grupo humano; por lo que educar y aprender para la diversidad es educar y aprender para la vida. Una educación inclusiva, pues, que fomenta la generosidad, solidaridad, tolerancia y empatía, valores humanos estos tan escasamente presentes en la sociedad en que vivimos.

Por último, y no menos relevante, es que implica también principios de justicia social y equidad. La equidad en educación constituye uno de los fines y pilares de los modernos sistemas educativos; la educación debe alcanzar a todos, cualquiera que sea su nivel sociocultural o capacidad individual.

En este sentido, no sólo es necesario educar en igualdad en cuestión de género, sino que es vital que los niños y jóvenes estén formados por profesionales como los de la Región de Murcia, que abren el mundo para mirar más allá de lo normativo. Es por esto que las aulas en las que convergen alumnos con distintas capacidades, culturas o estatus social propician la empatía y la colaboración entre ellos, reflejándose esto en su día a día y sentando las bases para unos cimientos más que sólidos que constituirán la personalidad de los adultos íntegros que serán el día de mañana.