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No por ser esperado deja de ser triste, y es que la la cancelación de las fiestas patronales de Cieza para este año 2020 ha sentado como un jarro de agua fría a todos sus habitantes. Poner solución a la crisis sanitaria actual siempre ha sido el objetivo principal, pero en el fondo se mantenía una pequeña esperanza que posibilitase la realización de los festejos en honor al patrón San Bartolomé.

La incompatibilidad del desarrollo de las fiestas con las medidas puestas en marcha para frenar la incidencia del coronavirus llevó al Ayuntamiento de Cieza a declarar el pasado 2 de julio la suspensión definitiva de su semana grande. «Las actividades tradicionales aglutinan a miles de personas y no se pueden realizar cumpliendo las medidas de seguridad según el Real Decreto. No podemos organizar eventos masivos que puedan provocar contagios», explicaron desde el consistorio.

Y aunque se han encargado de desarrollar programas culturales para ofrecer a sus vecinos una alternativa atractiva para este verano, como es el caso del ‘Vera-neo’, el grueso de actos y actividades que año tras año animan a miles de personas a reunirse en el municipio no podrán llevarse a cabo esta vez.

El arraigo y la identidad de estas festividades las han situado siempre como una de las más importantes y populares de toda la Región de Murcia. Entre su variada oferta de actividades y actos destacan el espectacular castillo de fuegos artificiales, que se lanza a orillas del río Segura dejando una estampa de película sobre el cielo estrellado, las corridas de toros, el divertido concurso de los ‘autos locos’ o el tradicional y conocido internacionalmente concurso de lanzamiento de hueso de oliva.

El Recinto Ferial, situado en la Plaza de España, es el lugar elegido en el que se desarrollan las verbenas y otras actividades de estas jornadas festivas, que cuentan en su programa con un variado conjunto de eventos culturales, musicales y deportivos.

Es necesario apuntar que tanto la Feria como las Fiestas en honor a San Bartolomé, que en la actualidad son celebradas en el mismo periodo de tiempo, tienen sus raíces en siglos distintos. El culto al santo nace en el Siglo XVI, aunque doscientos años antes ya se tiene constancia del establecimiento de pequeñas ferias alrededor de la antigua Ermita del Patrono San Bartolomé, aunque su duración era corta. La devoción de los ciezanos por el Apóstol se remonta a finales del Siglo XV, aunque habría que esperar otros cien años para su consolidación.

Esta devoción se mantiene hasta nuestros días, haciendo posible que trasciendan algunas leyendas ligadas al santo, como es el caso de aquella que narra el episodio en el que San Bartolomé ‘sudó’. Se cuenta que el día 25 de agosto de 1722, durante la celebración de las fiestas de Cieza en la plaza del pueblo, una gran tormenta obligó a los vecinos a refugiarse en su ermita. Allí imploraron al santo que les protegiese, y se llenaron de asombro cuando la imagen comenzó a sudar, al tiempo que la tormenta remitía.

Por otro lado, la Feria no comenzó a realizarse hasta principios del Siglo XIX. Tras el permiso obtenido por la Villa de Cieza del Rey Carlos IV, la Feria Anual Perpetua de San Bartolomé echó a andar entre los días 16 y 23 de agosto de cada año. Se permitía así la llegada de vendedores y comerciantes ambulantes, y la instalación de una feria de ganado. Era normal ver en la Plaza Pública a turroneros, confiteros y otros vendedores de frutos secos, mientras que la feria ganadera se situaba en el extrarradio.

Ya en los últimos años, la Feria y Fiestas en honor a San Bartolomé han ido ofreciendo novedosas actividades al tiempo que se han ido recuperando antiguas tradiciones. A partir de 1984, los ciezanos asisten con la indumentaria tradicional a la Misa Huertana en la Basílica de la Asunción, donde agasajan con flores y frutos a su patrón. También se han recuperado desde 1997 las exposiciones de pintura, escultura y fotografía San Bartolomé, que reúne cada año a decenas de artistas ciezanos.

Una curiosa tradición

En 1995, un grupo de vecinos de Cieza creó la Asociación de Amigos de las Oliveras con el fin de recuperar una ancestral costumbre y poder hacer realidad el sueño del griego Bartolopoulus; hacer del lanzamiento de hueso de aceituna un deporte olímpico. Y lo que empezó como una broma entre amigos ha terminado convirtiéndose en una de las señas de identidad ya no solo de Cieza, sino de toda la Región de Murcia.

Este campeonato, consistente en lanzar lo más lejos posible con la boca un hueso de aceituna, forma parte desde hace más de dos décadas del programa de las Fiestas de Cieza. Esta competición se realiza en un espacio acotado de unos 30 metros de largo por 6 de ancho, que recibe el nombre de ‘huesódromo’. Además, se realizan exhibiciones de esta modalidad por todo el país y parte del extranjero, con el objetivo principal de promocionar la Fiesta del municipio ciezano.

Las Fiestas del Escudo

El municipio de Cieza se ha visto doblemente golpeado en cuanto a celebración de festividades se trata durante esta crisis sanitaria. A la cancelación de las Fiestas en honor a San Bartolomé, a finales de este mes de agosto, se suma la de las Fiestas del Escudo ‘La Invasión’, que se celebran en el mes de abril y suelen conmemorar la cruenta batalla que tuvo lugar en la Villa de Cieza en la mañana del 6 de abril de 1477, domingo de Resurrección, siendo arrasada por las tropas del Reino Nazarí de Granada.

Este año, y bajo el lema #YoMeQuedoEnCasa, la Comisión de las Fiestas del Escudo ‘La Invasión’ desarrolló un programa de actos comprendido entre el 18 y el 26 de abril para vivir de manera virtual la devoción por estos festejos. A través de Youtube se pudo disfrutar de distintos actos, como el homenaje al Escudo y la ofrenda a San Bartolomé, el día 18 de abril, talleres como el de confección de trajes de moros y cristianos, a cargo de Paloma Pagán Marín, e incluso demostraciones de recetas como el té de Luna o los mayorajitos, en una programación que buscó mantener vivo el espíritu de las fiestas.