El escenario, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Cieza, hace ya veinte años. Las víctimas, menores en el momento de los hechos, denunciaron lo que les pasó años después, cuando ya habían cumplido los 18 años, y se encontraron, aseguran, con la incomprensión de unos vecinos que dudaban de sus testimonios. Ahora el caso llega a la Audiencia Provincial de Murcia y uno de los dos hombres a los que acusaban los tres denunciantes se sentará en el banquillo de los acusados. El otro varón al que señalaban (por encubrimiento) es el propio sacerdote de la época.

El fiscal ha pedido penas que suman 45 años de prisión para un hombre que ejerció como sacristán en una iglesia parroquial de Cieza y al que acusan de violar a tres monaguillos menores de edad a los que presuntamente llegó a agredir y atemorizar para que accedieran a sus deseos carnales.

Las conclusiones provisionales de la fiscalía reclaman así mismo que sea condenado a indemnizar a los perjudicados con cantidades que suman 170.000 euros.

Afirma el ministerio público que los hechos, que serán juzgados por la Audiencia Provincial de Murcia, se sucedieron entre 1999 y 2003, cuando el procesado ejerció como sacristán y supuestamente "mantuvo de manera reiterada relaciones sexuales de diverso tipo con los menores".

Para ello, añade la fiscalía, se prevalió de su condición de sacristán y se ganó el favor de los niños dándoles regalos.

Además, "en ocasiones llegaba incluso a agredir a los menores y a agarrarlos fuertemente para que no escapasen mientras realizaba con ellos las conductas sexuales".

Si los perjudicados no accedían a sus peticiones, los amenazaba supuestamente con no dejarles ejercer como monaguillos en la misa o impedirles salir en procesión, según la acusación estatal, para los hechos son constitutivos de un delito continuado de violación y tres continuados de agresión sexual.

Además de las penas de prisión y las indemnizaciones solicitadas, reclama la inhabilitación absoluta del acusado y que se le prohíba acercarse a menos de 500 metros de las víctimas durante 25 años en uno de los casos y 15 años en los otros dos.

Allá por abril de 2017, la jueza, tras estudiar la denuncia de las víctimas, llamaba a declarar al sospechoso. No procesaba, sin embargo, al cura que en aquel momento estaba en La Asunción, algo que duele a las víctimas: aseguran que el sacerdote sabía las violaciones que estaban sufriendo y no hizo nada para pararlas.

Desde la defensa de los monaguillos explicaban entonces que recurrirían la decisión judicial para pedir de nuevo la imputación del cura, pero, el Ministerio Público no ve indicios para acusar a este hombre.

Ahora falta que se fije la fecha para la vista oral, que tendrá lugar en el Palacio de Justicia de Murcia.