La torre del reloj consiste en una torre construida especialmente para alojar el reloj, generalmente de propiedad municipal y con la misión de regular las tandas de riego o simplemente informar a los vecinos de las horas. Solía ser un edificio construido expresamente para esta finalidad. Ha sido un elemento muy peculiar en la fisonomía urbana de las poblaciones destacando por su esbeltez y elegancia, en competencia con las torres de las iglesias. Muchos pueblos de la Región conservan estas instalaciones como recuerdo de otras épocas y usos. Todavía podemos disfrutar de torres de reloj en Mula, Calasparra, Bullas o Yecla por citar algunas que han llegado hasta nuestros días.

Cieza también contó con la suya, pero las peculiares condiciones sociales y económicas de nuestro pueblo llevó consigo el que ésta desapareciera del entramado urbano de nuestra ciudad.

Con motivo de la exposición ´Dos miradas sobre Murcia. Fotografías de Laurent y Loty 1871-1880´, en el Archivo General de Murcia entre noviembre de 2008 y enero de 2009, se expusieron tres vistas de Cieza fechadas en 1871, cuya utilización fue autorizada por el Instituto de Patrimonio Cultural de España al colectivo Club Atalaya /Ateneo de la villa de Cieza, para su exposición y estudio. De esta serie destacamos una panorámica del casco urbano en la que llama la atención la silueta de una torre que cabría pensar correspondería a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, pero que una inspección más minuciosa nos indica que se encuentra demasiado alejada del conjunto parroquial y que su situación estaría más en consonancia con el edificio del antiguo ayuntamiento que en esas fechas se encontraba justo enfrente de donde se sitúa el actual, así que la torre que la ´foto´ de Laurent nos muestra la torre de reloj de Cieza.

Este es un estudio preliminar que solo trata de dar a conocer algunas generalidades de este elemento urbano que precisa de un estudio más pormenorizado y profundo que dejaremos para más adelante. Lo cierto y verdad es que Cieza poseyó un reloj público, por lo menos desde la primera mitad del siglo XIX, este reloj estuvo situado en el mismo ayuntamiento: «La plaza principal se halla en el centro del pueblo donde están constituidas las casas consistoriales sobre la que descuella una torrecita con la campana del reloj público» nos señala P. Madoz en su Diccionario al hablar de Cieza (1850).

En 1860 (A. C. 13-5 1860) se manifiesta por el Sr. Alcalde que: con fecha 15-10-1856: «el Sr. Gobernador de la Provincia ordenó que se demoliera la torre de estas casas consistoriales por el falso estado en que estaban y que se levantara una nueva para el servicio que se haya destinada€», cosa que no se pudo hacer por el ´calamitoso estado de la caja del ayuntamiento´. Hay que esperar al 13-9-1860 para que se acuerde: «la aprobación del presupuesto de gastos y memoria descriptiva que acompañan las obras de la fachada del ayuntamiento y torre del reloj de esta villa».Las trabas burocráticas, técnicas y administrativas, amén de las económicas, hicieron que el proyecto se dilatara en el tiempo (hubo incluso una serie de modificaciones sobre el proyecto original, tales como que la cúpula que en un principio sería de loseta y asfalto se sustituyera por tejas de colores o que se cubriera con una veleta de hierro en vez de con un asta-banda como señalaba el original) y no es hasta el 31 de diciembre de 1861 cuando se aprueba sacar a subasta las obras por un valor de 18.690 reales.

La construcción de la torre llevaba implícita la adquisición de un reloj, gestiones que se llevaron a cabo ya en 1860 cuando se contactó con «D. Mariano Rogel, relojero de S.M. establecido en Murcia para la compra de un reloj de ´cuartos y hora´, de forma horizontal para levantar con facilidad el mazo de seis libras para los cuartos y de ocho para las horas, todo de bronce y acero, nuevo completamente y por el precio de 6000 reales, comprometiéndose a colocar una esfera de 1,40 mts. de chapa, pintada color de piedra y números negros». Asimismo se concertó con D. Luis Senac, también relojero de Murcia, a hacer una campana timbre de peso de 16 arrobas y respondiendo por su buen sonido «sin descascaramientos ni roturas». La torre ya estaría operativa en 1862, cumpliendo con su misión de regular el tiempo de sus paisanos, contando incluso con ´encargado del reloj´ entre los empleados municipales (en 1867 encontramos como encargado del reloj a Pascual Salmerón Rojas). Este orden de cosas permanece hasta 1871 en que saltan las alarmas por el estado en la estructura de la torre. Con fecha 25-5-1871: «Se da cuenta de un escrito firmado por unos vecinos, colindantes con la Casa Consistorial de esta villa denunciando el estado ruinoso de ésta y más principalmente su torre que apuntalada por dos vigas descansa sobre las edificaciones de los exponentes ocasionando graves perjuicios a los mismos. Revisadas las estructuras por el alarife local Isidro Villa, se solicita a la Diputación para que envíe al Sr. arquitecto provincial (D. José Marín Baldo) y practique un escrupuloso reconocimiento».

De una forma u otra en la mente de los regidores de Cieza ya estaba la realización de un nuevo ayuntamiento que se ubicaría justo enfrente del antiguo y la torre a su mal estado se uniría su incapacidad de utilización. En 1872 se presentan por el Sr. Alcalde los planos, memoria y demás trabajos que se habían encomendado al arquitecto de la Diputación, Sr. Marín Baldo, para «la construcción de la torre de la iglesia parroquial de esta villa» y «se dirija por el Sr. alcalde una comunicación al Sr. cura D. Manuel Camacho para que conceda la autorización y el permiso necesario para que en la torre que se ha de construir se coloque el reloj municipal con derecho a entrar por la iglesia el empleado del municipio para cuidar de el». Pero esto ya es otra historia.