Las intensas jornadas de Jueves Santo y Viernes Santo culminaron en Cieza en la madrugada del Sábado de Gloria con la procesión del Descenso de Cristo a los Infiernos. Envuelto en fuego, Cristo se asomó al abismo para redimir a las almas en pena, tal y como se relata en las Sagradas Escrituras.

La procesión partió de la Basílica de la Asunción al filo de las tres de madrugada y descendió por la antigua muralla de Cieza hasta acercarse a las aguas del Segura, para luego encaminarse a la Resurrección bajo la luz de la luna llena.

En la calle Larga, los vecinos iluminaron con velas toda la calzada a ras del suelo, lo que dio a la carrera un aspecto sin igual. La comitiva finalizó su trayecto minutos antes de las primeras luces del alba.