Este año el otoño se ha presentado en Cieza con un capuz bajo el brazo y silbando alegremente el pasodoble de San Juan. Que no nos distraiga el amarilleo de los frutales o el empeño de las sombras por estirarse: hoy los ciezanos están de Semana Santa, y han abierto de par en par sus puertas para que todos los murcianos que lo deseen se asomen a la Procesión Magna que a partir de las seis de la tarde encharcará las calles de pura pasión por la Pasión.

Lo cierto es que la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza, el Cabildo de Cofradías más antiguo de la Diócesis, de todo el Levante y casi de toda España (solo Zamora y algún otro puede aventajarlo en veteranía), celebra en este año 2014 su Primer Centenario; y aunque ya se han organizado diversos actos para honrar la efeméride, es esta Procesión Magna lo que trae a los ciezanos conteniendo el aliento, de pura ilusión, desde hace muchos meses.

El acontecimiento supone, sin duda, una ocasión magnífica para que los cofrades y procesionistas de la Región puedan acudir a conocer la espléndida puesta en escena de las procesiones ciezanas, cuya Semana Santa acaso conozcan a través de referencias gráficas pero que tal vez no hayan tenido ocasión de vivir en primera persona. Y ciertamente la propuesta es extraordinariamente sugestiva, porque detrás de los pasos de Magdalena, Samaritana, Oración en el Huerto, Flagelación, Coronación de Espinas, Verónica, Cristo de la Expiración, Cristo del Perdón, Virgen de los Dolores, Santa Cruz, Cristo Yacente, San Juan, Virgen de la Soledad, Cristo abriendo las Puertas de los Infiernos, Jesús Resucitado, La Aparición y Virgen de Gracia, están impresas las firmas de un amplio elenco de las mejores gubias de la última centuria que, unidas a las de los últimos epígonos de la escuela de Salzillo, forman una muestra artística de primer orden; una antología de la mejor imaginería pasional, enfatizada en el marco urbano con el valioso patrimonio ornamental de las Cofradías, que sin duda emocionará a los que la descubran esta misma tarde. Aunque, en realidad, las procesiones ciezanas no desvelan totalmente su embrujo hasta que la personalísima elegancia de los anderos haga que las Sagradas Imágenes cobren vida por las angostas calles del casco antiguo, acunadas por la vieja melancolía de las marchas procesionales.

Fervor en el Barrio de la Asunción

Para las ciezanos, poner en pleno mes de octubre diecisiete pasos en la calle, con idéntico esplendor al propio de los días de la Semana Mayor, requiere un extraordinario esfuerzo del que puede dar buena cuenta cualquiera de los vecinos del Barrio de la Asunción, que en las últimas semanas han sido testigo del permanente ir y venir de tronos, imágenes, túnicas y enseres cofrades de toda índole. Un esfuerzo que esta noche tendrán que doblar los propios cofrades y los directivos de la Junta de Hermandades para coordinar, por primera vez en los cinco siglos de procesiones ciezanas, la presencia simultánea de las dieciocho Cofradías por las calles de la Carrera.

Es verdad que, tanto en el mundillo cofrade nacional como en el entorno puramente eclesiástico, los desfiles procesionales extraordinarios cuentan con incondicionales partidarios, que acuden entusiasmados allá donde se arranca un tambor, pero también con sus detractores, que no terminan de saber si eso de sacar a los Santos a la calle fuera de temporada tiene otro propósito que el hecho mismo de que los entusiastas lo pasen estupendamente con una Semana Santa de propina, porque una sola, al cabo del año, sabe a poco.

Sin embargo, en el caso de la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza y su Magna Procesión, no hay lugar para el debate. Lo de hoy no es un mero festín cofrade, sino la única forma sensata de honrar el auténtico elemento fundacional de la propia Junta. Porque fue precisamente este modelo concreto de desfile, compuesto por distintas Cofradías que concurren en un solo cortejo para aportar sucesivamente las distintas escenas evangélicas que componen el Gran Relato de la Pasión, lo que hizo imprescindible que el Párroco de la Basílica de la Asunción, don Juan José Marco Banegas, fundara en 1914 esta institución que agrupa a todas las hermandades ciezanas consagrándolas en un empeño colectivo. Y la intuición de aquel buen sacerdote, sustanciada en ese sentido fraterno que subordina lo propio en beneficio de la Semana Santa en su conjunto, es lo que ha ido iluminando el camino de las procesiones ciezanas y lo que ha permitido su extraordinario crecimiento en todos los órdenes, hasta alcanzar la espléndida realidad actual; un luminoso presente declarado de Interés Turístico Nacional en un momento en que sus méritos eran tan desbordantes que hasta esa etiqueta nacía condenada a quedarse pequeña. Por eso, el que las dieciocho Cofradías ciezanas comparezcan esta noche en un único y ciertamente ´magno´ cortejo supone la forma más clara y rotunda de recordar la razón de la existencia de la Junta, y también una renovación explícita del espíritu de hermanamiento que da sentido a la Semana Santa de Cieza, y sin el que nunca podrá avanzar ni medio centímetro.

Así que esta tarde, sí, los ciezanos escriben una página importante de esta historia fraterna, pero la pluma y la tinta están tendidas para todos los murcianos que quieran firmar en ella con el regalo de su presencia€ y descubrir, por fin, el pequeño milagro que se fragua en el último recodo del camino que conduce a Cieza, por su Semana Santa.