El sueño de Asdrúbal Janto ´El Bello´ ya es una realidad y los deseos de la diosa Tanit se materializaron para dar vida a la capital en Iberia del imperio que ahora gobierna el yerno del fallecido líder carthaginés, el general Amílcar Barca. Mastienos y carthagineses firmaron una alianza de sangre para fundar junto al Mare Nostrum la ciudad de Qart Hadast, actual Cartagena.

Los límites de sus dominios se extienden por la mitad de Iberia, finalizando en el actual río Ebro. Desde allí hasta la nueva villa todo es carthaginés, salvo Sagunto, el único reducto colonizado por los romanos que queda en pie en estos dominios sobre los que ya manda ´El Bello´. De momento, Roma y Cartago tienen un pacto de no agresión.

Todo esto acontece en los tres actos de la fundación de Qart Hadast que escenificaron las tropas carthaginesas en el puerto, la plaza Juan XXIII y el parque de los Juncos, respectivamente. Centenares de cartageneros presenciaron junto al mar el cortejo fúnebre de los guerreros en honor a Amílcar, suegro de Asdrúbal y padre de Aníbal, que fue quemado tras morir en el campo de batalla y cuyas cenizas fueron arrojadas al mar.

Asimismo, el público también pudo ver cómo los carthagineses convertían a Asdrúbal en máximo comandante. A su vez, el sabio estratega y adalid de la belleza de la época erigió al joven Aníbal Barca, hijo de Amílcar, como uno de los hombres fuertes de su ejército púnico al ser nombrado comandante de la caballería. Justo después los guerreros liderados por Asdrúbal Janto partieron a vengar la muerte de su líder ante los oretanos. Ya que Amílcar perdió la vida en un río próximo a Qart Hadast a raíz de una emboscada de quienes supuestamente eran sus aliados, los discípulos del rey Orissón.

El desfile militar del puerto hasta la plaza Juan XXIII se ve en las calles de Cartagena de la mano del estruendo de tambores de guerra que vaticinaban la batalla contra el pueblo de los oretanos. Asdrúbal y su ejército lograron dar caza al rey Orissón y, pese a las reticencias del general, la muerte de su suegro Amílcar fue respondida también con la del máximo jefe de los oretanos ante la aclamación popular del pueblo carthaginés.

En mitad de esto se observa la primera disputa de intereses entre Aníbal y Asdrúbal. Ambos discuten sobre cómo deben actuar con los romanos. El sabio estratega es partidario de firmar tratados con Roma, mientras que el hijo de Amílcar, que juró de niño odio eterno a Roma, está sediento de sangre y lo único que desea es acabar con el imperio colonizador mediante la guerra.

Mientras tanto, con la escenificación camino del parque de los Juncos; Asdrúbal, Aníbal y el resto de generales carthagineses parten desarmados para reunirse con el régulo Mucro y máximo exponente del pueblo mastieno. Saben que si no cuentan con la ayuda de Mastia no podrán fundar Qart Hadast. Todo ello será sin derramar una gota de sangre gracias al futuro enlace entre Aníbal e Himilce, hija del rey Mucro. Pese a las posibles asperezas ambos pueblos se unen y la capital carthaginesa en Iberia ya es una realidad. Nace Qart Hadast.

La cantera de la fiesta

  • Decenas de pequeños festeros también revivieron durante la mañana la fiesta de la fundación de la ´ciudad nueva´ como capital en Iberia del pueblo carthaginés. Los actos infantiles de este hito histórico tomaron vida en el parque de los Juncos de la mano de niños y niñas vestidos de época, garantizando así el relevo generacional de la tradición de las fiestas de Carthagineses y Romanos.

En el campamento festero las Tropas de Asdrúbal escenificaron ya entrada la madrugada la muerte de su general.

Esto suceso ocurrió años más tarde en el tiempo tras la creación de Qart Hadast. Un nativo íbero dio muerte al comandante y todos sus guerreros honraron la memoria del heredero de Amílcar. Aníbal Barca será el nuevo guía de las tropas carthaginesas y comandante de todos lo ejércitos, heredando así el imperio que hace años lideró su padre, el general Amílcar. A partir de ahora la sed de venganza de Aníbal aventura un futuro plagado de guerras con Roma. La primera de ellas se librará mañana con la destrucción de Sagunto, rompiendo así el tratado firmado tras la I Guerra Púnica.