Fiestas

Los Reyes Magos vuelven al centro de Cartagena en una espectacular Cabalgata

El desfile en el que participaron más de 130 actores congregó a miles de personas, que lucharon por hacerse con miles de peluches y caramelos

Los miembros de Arde Bogotá en la carroza del Rey Melchor durante la cabalgata de Cartagena

Loyola Pérez de Villegas

La ilusión de miles de niños reflejada en los ojos emocionados de Melchor, Gaspar y Baltasar. Así ha se ha vivido la Cabalgata de Reyes en Cartagena en la noche más mágica del año, en la que los más pequeños han sido los protagonistas pero también han disfrutado los adultos como si volvieran ser niños. 

En pareja, con la familia, solos o con amigos Cartagena salió a la calle para vivir la emoción de la noche de reyes en un multitudinario desfile que congregó a miles de asistentes desde las seis de la tarde. 

Algunos como Alicia Martínez, quien disfrutó del desfile en la Alameda de San Antón junto a su pareja y su hijo de dos años, apreciaron que este año era más colorida y «muy bonita con la incorporación de muñecos y acróbatas». 

Otros como Andrea Losa, Alba Capel, Paula Almagro y Zaira Gómez acudieron al balcón de una de sus mejores amigas en la calle Jabonerías para vivir la mágica noche desde el cuarto piso, aunque se pudieron resistir y bajaron a la calle para estar más cerca de los tres Reyes Magos. 

Una de las apariciones más esperadas del día fue la de los miembros de la banda cartaginesa Arde Bogotá que fueron los pajes del Melchor, si bien optaron por cubrir sus rostros para no restar protagonismo a Sergio Fernández, su road manager, quien actuó como emisario de este rey, junto a al concejal de Seguridad Ciudadana, José Ramón Llorca, quien hizo lo propio con Gaspar y el joven socorrista Mario Murcia, que fue el representante de Baltasar. 

Los caramelos repartidos, que esta edición fueron gominas, hicieron las delicias de los asistentes que batallaron para lograr hacerse con el mayor número posibles de estos dulces. En concreto se repartieron más de 519.000 de estos caramelos, 180.000 monedas de chocolate y 35.000 peluches, que consiguieron los más afortunados. Para intentar que nadie se quedara sin un regalo durante el recorrido hubo varios puntos de recarga para las carrozas. 

Carboneros

La animación de los carboneros de La Murga Teatro, que iban después de una imponente locomotora, desafió al público lanzando grandes trozos de roca que sorprendieron a los más despistados. Los pequeños pingüinos de la barriada Cuatro Santos, custodiados un majestuoso gran oso polar, disfrutaron lanzando caramelos durante todo el recorrido, al igual que los niños de Playa Honda, quienes se vistieron de galletas de jengibre en una carroza coronada por una enorme de estas galletas, los de la Magdalena de unos adorables muñecos de nieve y los de La Vaguada de unos simpáticos renos subidos en su particular paisaje navideño. 

No faltó tampoco el trenecito del Centro Comercial Abierto ni la alegría del espectáculo de circo clásico de la escuela ilicitana de Circo Tetelx, que fueron unos de los más aplaudidos. Además de la carroza de los jugadores del Jimbee. 

Las carrozas patrocinadas, compuestas por elementos de luz y seda que iluminaron con su brillo los corazones de los asistentes, triunfaron con los encantadores saltamontes de Repsol, el imponente pavo real de Venta el Abasto, las resplandecientes medusas de Espacio Mediterráneo y el fascinante fondo marino representado por la Autoridad Portuaria. 

En concreto participaron 130 actores, 250 músicos, 80 niños de las asociaciones de vecinos y otros 60 en las carrozas patrocinadas. 

El desfile, que este año regresó a su recorrido tradicional por el casco histórico, partió de la Alameda de San Antón hasta la plaza del Ayuntamiento discurriendo por la plaza de España, el Paseo Alfonso XIII, la calle Juan Fernandez, la plaza Juan XXIII, la calle Santa Florentina, la plaza del Icue, la calle del Carmen, la calle Tolosa Latour, la calle Jabonerías, la plaza del Icue, la Puerta de Murcia, la plaza San Sebastian y la calle Mayor.

250 efectivos de Policía Local, Protección Civil, bomberos y personal sanitario trabajaron para garantizar que el evento se desarrollara sin incidencias reseñables. Además, por segundo año consecutivo se instalaron vallas a lo largo del recorrido para mayor seguridad. 

Al finalizar el desfile las un castillo de fuegos artificiales despidió a sus majestades de Oriente en el balcón del Palacio Consistorial para que pudieran comenzar su trabajo una vez los más pequeños estuvieran dormidos. 

Tracking Pixel Contents