El general Aníbal ya cuenta con su ejercito para ir a las puertas de Roma a través de los Alpes para tratar de ganar la batalla ante el ejército imperial. Ayer, el estratega púnico protagonizó su último acto del programa festero con el Desembarco de la Armada Carthaginesa y la Contratación de Mercenarios, uno de los actos centrales del bando púnico y que da protagonismo a los ‘actores secundarios’: generales y caudillos que tienen sobre el escenario gran peso interpretativo y que logran un acto coral de gran carga simbólica y emotiva.
Pocos cambios tuvo el guión respecto al año anterior, aunque tanto el director de los dos actos, Jesús Fernández, que repitió cargo; como el vocal de Consejo, Sergio Lledó, dieron pequeños retoques para darle otro toque a las representaciones.
En este sentido, a pequeños cambios en el decorado se sumó la disposición de los actores, que este año pudieron moverse por el escenario. También Magón Giscón, general que dirigirá hoy la Batalla tras la salida de Aníbal hacia Roma, hizo un juramento para luchar contra el ejército imperial y defender Qart Hadast.
Los cambios en los personajes principales de las tropas participantes, sobre todo navegantes y mercenarios, también dio otra tonalidad a los actos, destacando las arengas que los caudillos dieron a sus grupos, así como los conjuros de los druidas. Estos últimos ocurrieron al final del acto, cuando representaron una ‘devotio íbera’, donde los mercenarios se comprometieron a luchar junto al general Aníbal, defenderle y no sobrevivirle en el combate.
Antes, la arenga del estratega carthaginés, representado por Julio Guillamón, erizó la piel de los cientos de espectadores, que también fueron parte de los actos al distribuirse las tropas entre el público para dar ambiente de ciudad.
Al término, el desfile carthaginés mostró el poderío púnico con las 25 tropas participantes recorriendo la ciudad.