«Todo tiene un principio y un fin», decía ayer apenado el almirante de Acción Marítima de la Armada (Almart), Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo, que se despide de Cartagena tras tres años de servicio.

«Me da mucha tristeza marcharme, pero son cosas que dicta la Armada», añadió. Sobrino afirmó sentirse «satisfecho» de su paso por la ciudad portuaria, pese «a las dificultades que ha supuesto el Covid», pues ha dejado y puesto en marcha importantes hitos, como la presencia de Juan Sebastián Elcano con motivo de su quinto centenario de la vuelta al mundo, el nombramiento de la terminal de cruceros Juan Sebastián Elcano, la inauguración del monumento destinado al ilustre marino o la modernización del Covam, el centro de operaciones de vigilancia marítima: «Va a ser bueno el integrar señales y ver de forma integrada el tratamiento de datos», declaró.

El almirante también se despidió ayer de la alcaldesa, Noelia Arroyo, quien agradeció su trabajo realizado durante estos años: «La apertura de la Armada a la ciudad, la colaboración permanente con el Ayuntamiento, con otras instituciones como la Autoridad Portuaria o la Universidad para seguir cultivando ese cariño que tiene Cartagena a la Armada».

Ahora marcha a Madrid, dónde adoptará un perfil «más administrativo», aunque mantendrá los lazos de unión con Cartagena, donde deja familia y amigos: «Estando aquí han nacido cinco nietos de los once que tengo, ya que mis dos hijos son cartageneros. Mi mujer y yo nos vamos llorando de pena, pero volveremos».