El ingeniero aeroespacial y experto en astrofísica, el cartagenero Eloy Peña Asensio, es sin duda una de las mentes más brillantes que ha dado la ciudad portuaria en estas últimas décadas. A sus tan solo 30 años es uno de los partícipes de que el programa Artemis de la NASA se haga realidad. Un proyecto cuyo objetivo es, nada menos, que la humanidad vuelva a pisar la Luna en 2025.

A Peña, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC), le concedieron una de las cinco becas que otorga el Centro de Exploración y Ciencia Lunar, adjunto a la NASA, de entre las más de 500 personas que aplicaron. Unas becas de investigación que, según cuenta, «son muy difíciles de conseguir y se suelen conceder, mayoritariamente, a gente de Estados Unidos». Actualmente trabaja entre el Lunar and Planetary Institute y el Johnson Space Center, ubicados en Houston, el centro de operaciones y comunicaciones en el que entrenan los astronautas y que se encarga de llevar a cabo todos los estudios y análisis relacionados con las actividades que estos desempeñan.

En concreto, este ingeniero aeroespacial cartagenero trabaja en un grupo de evaluación de las travesías que realizarán los astronautas una vez alunicen. Según ha explicado, su equipo es el encargado de determinar «por dónde podrán transitar, qué podrán ver y qué puede suponer un peligro durante la ruta». Respecto a esto último, están llevando a cabo un estudio de la cantidad de luz solar de la que van a disponer los astronautas, un aspecto de suma importancia para los generadores de electricidad y para la temperatura, puesto que, según afirma Peña, en la sombra de la Luna esta cae drásticamente hasta los -250 º C al no haber atmósfera. El objetivo de la misión Artemis es la de enviar astronautas al polo sur de nuestro satélite natural, una zona en la que el Sol no se levanta hacia el cenit, sino que está rasante al horizonte, lo que genera sombras muy largas, por lo que «es crucial elegir la ruta con más iluminación», ha subrayado Peña.

Uno de los objetivos de Artemis es el de extraer hielo y, por consiguiente, agua de los cráteres de la luna

En el trazado de las caminatas extravehiculares, este equipo de expertos también debe tener en cuenta la topografía, ya que la Luna está repleta de cráteres de impacto fruto del bombardeo de asteroides y cometas. «Se trata de un terreno poco amable para transitar, recubierto de un material arenoso llamado regolito y repleto de acantilados abruptos», ha puntualizado Peña. A su vez, según ha destacado, «los cráteres son los que le dan sentido a la misión, pues al estar hundidos no llega nunca la luz del Sol, de modo que es muy probable que conserven hielo en el fondo». Un hielo que se quiere recolectar para extraer agua potable y que también se puede utilizar para generar productos que puedan servir para propulsar cohetes. A este respecto, uno de los objetivos de la NASA a largo plazo es el de convertir la Luna en un puerto de parada y repostaje con el fin de hacer misiones espaciales a otros planetas más lejanos, ya que «salir de la Tierra es muy costoso debido a que tiene mucha masa y atmósfera, al contrario que la Luna», ha explicado Peña.

Artemis, la antesala del primer viaje a Marte

El programa Artemis tiene por objetivo establecer una presencia a largo plazo tanto en la superficie lunar como en su órbita. Consta de tres fases principales: Artemis I, que se llevará a cabo a finales de agosto o principios de septiembre y cuyo objetivo es el de mandar una sonda no tripulada alrededor de la Luna; Artemis II (2023), para poner nuevamente una nave en órbita, pero esta vez con astronautas; y Artemis III (2025 o 2026) en la que los astronautas alunizarán en la superficie del satélite. La NASA considera que este proyecto es la antesala para enviar en un futuro a los primeros astronautas a Marte a partir de 2033.


Todo este proyecto durará tres meses y se debe hacer «con años de antelación al alunizaje», ha puntualizado. Peña es el único español de su equipo, compuesto en su mayoría por estadounidenses, pero también con presencia de personas de otros países tales como Reino Unido, India o Dominica. David Kring, uno de los científicos que participó en el descubrimiento del lugar de impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios, es el encargado de liderar al grupo.