El Casino de Cartagena quiere volver a tener el esplendor de la actividad que tenía este edificio modernista de la Calle Mayor en el siglo XIX.

Para ello, la entidad que lo gestiona ha encargado al arquitecto José Antonio Rodríguez Martín (JARM) la redacción de un proyecto de rehabilitación, que consolide las partes dañadas del edificio, mejore su accesibilidad y genere en su última planta un espacio que pueda atraer a la juventud, ese gran reto que se marcaron quienes en 2004 se hicieron con las riendas de esta institución poco antes de que fuera a venderse por las deudas generadas ante la falta de un relevo generacional entre sus socios.

Para evitar que esa situación pueda volver a repetirse en el futuro y conseguir también que el edificio no continúe deteriorándose, la junta directiva consiguió que la Dirección General de Cultura de la Comunidad Autónoma, por mediación del diputado regional Juan José Liarte, le concediera una subvención de 85.000 euros para desarrollar los dos primeros pasos: el levantamiento topográfico tridimensional, que permita generar un gemelo digital del edificio en tres dimensiones, para poder recrear con todo detalle el estado actual del Palacio Casa Tilly, y además la redacción del proyecto de rehabilitación integral del edificio.

El vocal de Patrimonio del colectivo, Tomás Amat, explicó a La Opinión que antes de finales de año estará terminado el documento, cuya ejecución está valorada en 1,4 millones de euros, pero para la que no tienen financiación. «Con ese documento volveremos a llamar a las puertas de las administraciones, aunque confiamos en que el Gobierno Regional nos de otra subvención de, al menos, otros 85.000 euros, pero no está claro aún».

El proyecto incluirá la instalación de un ascensor que permita el uso de las plantas altas a los socios mayores

«Si se materializa el proyecto, conseguiríamos poner un ascensor que dé acceso por la parte de atrás a aquellos socios y visitantes que tienen movilidad reducida y que, a día de hoy se tienen que quedar en la primera planta», agrega Amat, mientras explica que «recientemente incluso se rompió parte de la barandilla de la escalera pero no hay fondos para arreglarla, porque también bajó la subvención municipal, de 10.000 a 2.000 euros».

El documento que está elaborando JARM incluiría también quitar añadidos que se hicieron, como la zona de secretaría, de manera que se incorpore a la sala de la chimenea y, desde esta, poder asomarse al patio central. Precisamente en ese espacio creado por cuatro columnas se pretende descubrir y dejar con cristales el suelo antiguo, hoy recubierto por losas modernas.

La idea persigue «mejorar la fachada trasera de la construcción, dañada desde la edificación de unas viviendas enfrente», manifiesta Amat.

Pero para el objetivo de darle futuro a la institución, el plan pasa por dotar de vida a la histórica biblioteca, para que los jóvenes acudan a estudiar, ampliar la zona de terraza y crear una sala con ordenadores, futbolines y otros elementos de ocio, que permitan captar savia nueva.