La Opinión de Murcia

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Policial

La Policía Nacional cree que no hay un problema de seguridad en Cartagena

El delegado del Gobierno ha contactado con el jefe del Cuerpo para valorar la situación del municipio

La dueña del bar Pico Esquina relata cómo vivió la agresión que sufrió el pasado sábado. Iván Urquízar

El delegado del Gobierno, José Vélez, se ha reunido con el nuevo jefe de la Policía Nacional, Ignacio del Olmo, con el fin de tratar los altercados que sacudieron Cartagena el pasado fin de semana y han llegado a la conclusión de que, pese a lo ocurrido, «no existe un problema de seguridad ciudadana en el municipio», según han afirmado fuentes de la Delegación a La Opinión. En este sentido, aseguran que «la Policía Nacional está actuando de manera correcta, como siempre» y que lo necesario en este momento es que «se dote de medios, sobre todo humanos, a la Policía Local para que los ciudadanos no se sientan desatendidos».

En cuanto a la exigencia del PP de Cartagena de aumentar la presencia de Policía Nacional en el municipio, el delegado del Gobierno ha respondido que «se destinarán más agentes cuando el Cuerpo considere que haya que reforzar algún evento en concreto».

Por su parte, la Federación de Asociaciones de Vecinos, Usuarios y Consumidores de Cartagena y Comarca (Favcac), preocupada por «el aumento de los actos vandálicos y las agresiones, tanto a civiles como a los cuerpos de seguridad, locales o estatales en el municipio», ha solicitado una reunión «urgente» con el delegado de Gobierno para, «entre todos, solucionar un problema que está causando pavor entre la población», han asegurado. La Federación cree que «este problema no atañe sólo a la Policía Local, sino que también engloba a la Policía Nacional y a la Guardia Civil».

La Favcac también ha solicitado reunirse con el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Pedro Torralba, y estar presente en la próxima reunión del Consejo Local de Seguridad con el fin de «poder expresar sus propuestas», han subrayado. Los vecinos quieren una respuesta cuanto antes, pues no quieren «seguir con el miedo de simplemente salir a pasear por la calle de noche, con la incertidumbre de que a la vuelta de la esquina haya un grupo quemando contenedores o increpando a todo el que les diga algo», lamentan.

Por su parte, La alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, aseguró que este lunes por la mañana se puso en contacto con la Delegación del Gobierno con la intención de mantener una conversación telefónica con el delegado, José Vélez, y valorar la posibilidad de celebrar una Junta de Seguridad a raíz de los últimos incidentes en el municipio.

«Porque tenemos que repasar los dispositivos que se han activado y si son suficientes o no, y ponernos a su disposición», según Arroyo. En cambio, ha lamentado que Vélez no le ha «devuelto la llamada». Con lo cual, espera que se pueda «resolver el tema» y que los partidos no utilicen estos incidentes como «estrategia electoralista y partidista».

Estado del municipio

La regidora también ha puesto de manifiesto su intención de celebrar «antes de que finalice julio» un debate sobre el estado del municipio, «pero sin estar vinculado a ningún incidente en concreto», ha subrayado.

Arroyo considera que «es una buena oportunidad para analizar cuál es la situación de todos los temas y hacer un balance de todo lo que está acometiendo el equipo de Gobierno y plantear, también, los retos a futuro».

«Creo que esto me va a dejar secuelas psicológicas de por vida»

«Sentí como si me rompieran la cara en mil pedazos». Así ha descrito la dueña del bar Pico Esquina, de 65 años, el incidente que sufrió el pasado sábado cuando, durante una batalla campal entre varios grupos de jóvenes, un vaso le impactó fuertemente en la cabeza. Cristales incrustados por toda la cara, un trozo de carne del pómulo arrancado, seis puntos en la frente y un derrame en cada ojo son las heridas que le ha dejado el incidente.

Sin embargo, «estas se curan, las que prevalecen son las de la mente», lamenta, pues considera que esto le va a dejar secuelas psicológicas de por vida. «Desde que sucedió, cada vez que veo a un grupo de jóvenes tengo miedo. Temo que puedan ser agresivos», asegura. Ante tal miedo, ha decidido tomar medidas drásticas. «Cuando vea a pandillas así, trataré de cerrar el local, aunque pierda clientes. No voy a permitir que la gente que venga a cenar tranquilamente sea agredida», afirma.

Tras el incidente, según relata, unos turistas de Madrid la atendieron ‘in situ’, ya que se encontraba «mareada» debido al fuerte golpe y la hemorragia que sufrió. Posteriormente fue ingresada en el Santa Lucía y actualmente, pese a que sigue convaleciente, ya ha visitado de nuevo su local y a su gente con el fin de «despejarse un poco».

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