La Opinión de Murcia

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Patromonio

Derriban parte de la estación de telegrafía de Cabo de Palos

Los vecinos temen que esas actuaciones "se lleven por delante las edificaciones protegidas" y denuncian los hechos ante la Guardia Civil, la Dirección de Patrimonio y el Ayuntamiento

La antigua estación de telegrafía, antes de que comenzarán los trabajos de demolición IVAN URQUIZAR

Correos comenzó el pasado viernes la demolición de las edificaciones no protegidas de la antigua estación de telegrafía y radio costera de Cabo de Palos, de la que es propietaria. El Ayuntamiento de Cartagena le concedió el pasado 7 de abril una licencia que le permite llevar a cabo dichos trabajos, una decisión que tiene muy preocupados a los vecinos de la localidad, ya que temen que esas actuaciones «se lleven por delante a las edificaciones que sí están protegidas». 

En este sentido, en 2019 una resolución aprobada por la Dirección General de Bienes Culturales catalogó como bien inventariado algunas dependencias, que datan de 1906. En concreto, la puerta de acceso, la nave principal, la casa de máquinas y un aljibe ubicado en la parcela. Una medida de protección que llegó casi tres años después de que lo solicitara Procabo, la asociación para la protección de Cabo de Palos. 

El derribo comenzó el viernes, como han atestiguado los vecinos, que denuncian que han dañado la puerta L.O.

El principal miedo de los vecinos se ha cumplido, ya que según ha confirmado a este diario un vecino de Cabo de Palos, cuya vivienda se encuentra muy próxima a la estación, la puerta de acceso ha resultado dañada tras un golpe de la retroexcavadora que está llevando a cabo los trabajos de derribo. «Están haciendo una demolición brutal y a toda prisa, como si temieran que se pudieran suspender las obras», denuncia. Asimismo, asegura que «en vez de derribar las viviendas enteras de una vez, están echando abajo todos los tejados y, además, lo están haciendo sin mojar la zona, lo que ha levantado una cantidad de polvo tremenda», en contra de lo que dicta la licencia de demolición. «Me parece fatal que Correos, una sociedad estatal, quiera derribar el único terreno que quedaba sin construir en Cabo de Palos. Podrían haberle dado un uso cultural, haciendo un museo», lamenta.

Ante el temor de que esta parte del patrimonio industrial de la localidad se pierda, los vecinos han presentado una instancia al Ayuntamiento para suspender la demolición. En su petición han incluido más de 1.200 firmas, recogidas entre el 1 y el 5 de mayo, en la que también solicitan «conocer el expediente, para verificar si existen medidas para evitar dañar las edificaciones protegidas». Asimismo, instan al Servicio de Patrimonio Histórico a que «tome conocimiento del caso». 

Además, el arquitecto José María Villanueva ha denunciado la situación ante la Guardia Civil y la Dirección General de Patrimonio Cultural. Villanueva solicita la paralización y que se garantice «que no se seguirán causando daños irreparables a las edificaciones y elementos protegidos».

Por su parte, la Concejalía de Urbanismo ha confirmado a esta Redacción que el proyecto de demolición consta de un informe favorable de la Dirección General de Bienes Culturales, que especifica que «ha de tenerse en cuenta que se desconoce la capacidad del aljibe que se encuentra en el subsuelo del solar, por lo que a la hora de realizar las obras se debe llevar especial cuidado con las demoliciones que se ubiquen en esta zona, ya que podrían afectarlo». Por su parte, el Ayuntamiento ha advertido a Correos «que solo podrán acometer obras en los edificios que no estén protegidos». El proyecto «no incluye medidas específicas para garantizar la protección de dichos edificios, aunque sí que garantiza que solo actuarán sobre las zonas no protegidas». El plazo de ejecución de las obras es de dos meses.

Esta Redacción se puso en contacto con Correos para conocer el uso que destinará al terreno, pero aún está a la espera de respuesta.

Temor a que se urbanice el solar

Desde un primer momento, Correos alegó contra la resolución que declaró como bien inventariado a algunas edificaciones de la estación de telegrafía de Cabo de Palos en 2019, y presentó un recurso de alzada que fue rechazado. Ante esto, la entidad estatal inició en febrero de 2021 un proceso contencioso-administrativo, que todavía continúa abierto, con el objetivo de que «todas las edificaciones dejen se ser bien inventariado para poder proceder a su demolición y así poder vender la parcela para proceder a su edificación», según asegura José María Villanueva, vecino de Cabo de Palos y arquitecto que ha denunciado el caso.

En 2005, con motivo de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), la parcela y sus construcciones fueron calificadas como Sistema General Espacio Libre. Una nominación, explica Villanueva, que planteaba el terreno como zona verde o para uso deportivo o cultural. En 2015 se declaró la nulidad de esta revisión, por lo que se volvió al PGOU de 1987, que planteaba la zona como urbanizable, un hecho al que, lamenta el arquitecto, ahora se acoge Correos para llevar a cabo la demolición.

Obras de demolición en las antigua estación de telegrafía L.O.

De forma paralela Correos solicitó la licencia para demoler los edificios no protegidos. Entre otros argumentos recogidos en las alegaciones para proceder a la demolición, Correos señala que «en el terreno existen varias construcciones en estado ruinoso, que se corresponden con la antigua oficina y dos viviendas del personal de la antigua estación». Asimismo, Villanueva apunta que «la gran antena de 75 metros que antiguamente daba señal a la zona ya no existe y los radiotransmisores y radiorreceptores originales se perdieron hace décadas». 

Asimismo, «la casa de máquinas, declarada como bien inventariado, está en un avanzado estado de ruina. Además, ha sido objeto de intervenciones posteriores que han desvirtuado absolutamente la edificación original, como la instalación de vigas metálicas para sostener el falso techo. La nave principal fue utilizada como oficina de Correos hasta finales del año 2015. Desde entonces se encuentra abandonada, sin conservación ni mantenimiento», denuncia.

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