La Salve Grande, el acto litúrgico más importante de la Cuaresma para la Cofradía California, reunió ayer a cientos de devotos, que no quisieron perder la oportunidad de expresar su devoción a la Virgen del Primer Dolor.

Devoción por la madre california

El evento, con 250 años de historia a sus espaldas, tuvo lugar en la Iglesia Santa María de Gracia y estuvo presidido por el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes. Se desarrolló sin apenas restricciones sanitarias. No hubo límite de aforo y los asistentes únicamente tuvieron que llevar mascarilla, guardar distancia de seguridad y utilizar gel hidroalcohólico.

Los cofrades californios, acompañados por sus hermanos de las otras cofradías y de las autoridades, y arropados por centenares de cartageneros, realizaron una procesión claustral, a los sones de la marcha In Memoriam, interpretada por la Agrupación Musical Sauces, desde la Capilla del Prendimiento hasta el Altar Mayor de Santa María, donde se encontraba en un altar, levantado para la ocasión, la venerada imagen de la Virgen, vestida con algunas de sus mejores galas.

El acto culmina con el retorno de la procesión hasta la capilla

Allí, tras la proclamación de la palabra y el canto de la Salve Solemne de Hernández Espada, interpretado por la Coral Carthagonova, todos los fieles que abarrotaban el templo cantaron la Salve Popular cartagenera.

El acto culminó con el retorno de la procesión hasta la capilla california, en esta ocasión a los sones de la Marcha Lenta de los Granaderos.

Al evento acudió la alcaldesa, Noelia Arroyo, quién portó la medalla que le entregó este martes el Hermano Mayor de la cofradía, Juan Carlos de la Cerra.