Cala Cortina a rebosar, decenas de personas paseando en manga corta a orillas del mar y una terraza repleta de familias disfrutando de un sol de justicia. Aunque parezca que se trata de un sábado cualquiera del mes de mayo, esta era la estampa que se divisaba el último lunes del año en la playa más céntrica de Cartagena.

Las altas temperaturas, impropias del mes de diciembre, atrajeron hasta orillas de La Cortina a un centenar de visitantes que cogieron el bañador «por si acaso» y se atrevieron incluso a zambullirse en aguas del Mediterráneo.

Unas navidades en el mar que no pillan por sorpresa a Andrea Rota, de Argentina, que ha venido a Cartagena a visitar a su hija, vecina de la ciudad portuaria desde hace dos años «por trabajo», explicaba la joven Melissa Pérez.

«Nosotros pasamos la Navidad en la playa», explicó Rota, «vivimos en Necochea, una ciudad costera cerca de Buenos Aires», añadió.

Sin embargo, «habíamos traído ropa de abrigo porque no nos esperábamos que hicieran casi 25 grados en España, todo esto lo he tenido que comprar», dijo mientras se señalaba a la vez el bañador y el gorro.

«No esperaba que en España hicieran casi 25 grados en diciembre», afirma la argentina Andrea Rota

Más cerca tiene Cartagena Ángel Fernández, murciano que visitó ayer Cala Cortina junto a «familiares que han venido desde Croacia a pasar la Navidad», aunque confesó entre risas que «no tenemos pensado bañarnos», si que aprovecharon «para tomar una cerveza en la terraza del restaurante», explicó Fernández.

Pero no solo los turistas se escaparon hasta la costa para disfrutar de esta soleada jornada de diciembre. Mónica Paturra aprovechó «el calorcito» para dar un paseo desde el centro de la ciudad hasta La Cortina junto a su hija Milena y, tras «una horita de caminata», se sentaron en la arena para estrenar el juego de cartas que Papá Noel había traído a la pequeña.

La Navidad es también el momento del regreso a casa. Eugenio Marín trabaja durante el año como consultor en una empresa madrileña y añoraba pasar el día «con los colegas echando un partido». Por eso, el cartagenero y sus amigos no dudaron el coger el bañador, una pelota de fútbol y unas esterillas para disfrutar del lunes en Cala Cortina.

«No sé si nos meteremos al agua, probablemente cuando llevemos otro rato jugando nos apetezca», decía Carlos García, amigo del grupo. «Lo que es seguro es que cuando terminemos nos vamos a tomar unas cañas en el restaurante», aseguró Isma Blanco, otro de los integrantes del grupo.

Entre los más valientes había sobre todo niños y personas mayores que no dudaron en darse «el último baño del 2021», gritaba a lo lejos uno de los bañistas.

Cerca de cien personas disfrutaron del último lunes del año en la playa más céntrica de Cartagena

La cercanía entre las baterías de costa de San Isidoro, Santa Florentina, Santa Ana y San Leandro a Cala Cortina hicieron que muchos senderitas se acercasen hasta la playa, pudiendo diferenciar a simple vista tres grupos entre las casi 100 personas que coincidieron este lunes en la cala: los bañistas, los deportistas y los que iban de paseo.

En el caso de Alan Smith, el mono ciclista lo delataba. El suizo ha venido a pasar las fiestas hasta España para hacer «deportes de riesgo y rutas en moto». Aunque ayer partió en bicicleta desde su apartamento para visitar el Faro Verde, pero «pedaleé un poco más y me encontré con esta maravillosa cala», explicó.

Avalancha de clientes

Una jornada soleada que pilló «por sorpresa» en el restaurante Mares Bravas. «Probablemente esté siendo el día más fuerte de todo el mes de diciembre», explicó Rubén Rosique, gerente del local, «y eso que por el tema del covid solo tenemos habilitada la terraza», remarcó el empresario.

Aun así, «a eso de media mañana ha empezado a venir gente y no hemos parado hasta ahora», afirmó Rosique, «se ve que con el sol y el calor los clientes se están animando», añadió. Además, explicó que «a las doce han empezado también a llamar para hacer reservas de último momento para comer este mediodía, calculo que hoy habrá el doble de personas que en Navidad», aunque espera que «sigan las altas temperaturas, que parece que así la gente se anima a venir incluso aunque sea día laboral», concluyó el hostelero.