La ocupación de la calzada durante los meses más críticos de la pandemia fue un desahogo para los hosteleros que, debido a las restricciones sanitarias, vieron limitado el número de mesas tanto en el interior como en el exterior de sus establecimientos.

Ahora que el covid ha dado una tregua y Sanidad ha relajado las restricciones para contener el virus, los bares de Cartagena aseguran que es «más rentable» pagar por seguir ocupando ese espacio, antes que disminuir el número de mesas en exterior.

Durante el último año y medio, el Ayuntamiento de Cartagena ha permitido a los hosteleros ocupar aparcamientos ORA de manera gratuita. Desde ahora, los empresarios tendrán que abonar el coste de las plazas si quieren mantener sus terrazas.

Según marca la legislación, las terrazas también tienen que igualar el nivel entre el arcén y la carretera, para que sea accesible, así como acotarlo para evitar incidentes con los transeúntes.

Por este motivo, cada vez son más los locales de la zona centro que están colocando tablas de madera y vallado para delimitar estos espacios.

En el bar Delante, ubicado en Príncipe de Asturias, acotaron su terraza hace pocas semanas. «Compramos tablas de madera, que nosotros mismos hemos instalado, así como una valla que rodea todo el espacio de terraza que le hemos ganado a la carretera», indica la gerente del local, Isabel Pérez.

Los materiales para esta infraestructura de madera que «estamos ultimando», indica la gerente, han costado cerca de 3.000 euros a los propietarios del negocio. Sin embargo, «ganamos diez mesas, nos compensa totalmente», asegura Pérez. A la inversión de la terraza de madera improvisada hay que sumar el alquiler de las plazas de aparcamiento, que «nos salen por unos sesenta euros al mes», añade la propietaria del bar.

Además, la nueva terraza permite que el espacio entre el local y las mesas sea mucho más amplio y más accesible. Aunque el bar Delante si que disponía ya con un amplio espacio de terraza, otros locales no contaban con el espacio suficiente en el arcén, precisamente para dejar espacio suficiente al peatón. Es el caso de la cafetería Dany, en Wsell de Guimbarda, que ha pasado de tener cinco mesas a catorce con la ampliación de terraza.

«No importa que sea otoño o invierno, la gente prefiere consumir en la terraza», sostiene Esther Gómez, trabajadora del bar Dany. Por este motivo, la nueva terraza de madera «nos está haciendo ganar clientes», indica la camarera. «Ahora también vienen grupos de clientes más grandes, la gente está perdiendo el miedo al virus y sale más, por lo que con una terraza tan reducida como la que teníamos, nos quedábamos cortos», añade.

También han optado por esta solución el bar Strada, en Príncipe de Asturias, el Cid Café y la arepera Mama Moni, ambas ubicadas en Tierno Galván.