La agricultura como actividad de ocio coge fuerza entre los vecinos de la Comarca de Cartagena. Cada vez son más los cartageneros que, en lugar de quedar con amigos o familia en el bar, optan por pasar una jornada entre lechugas y tomates en sus ratos libres. Sin embargo, la gran cantidad de usuarios que se interesan por tener una pequeña parcela para cultivar sus propias hortalizas residen en pisos, ubicados en el centro de la ciudad o casas sin espacio para poner en marcha esta actividad.

Por este motivo, se han disparado las solicitudes para alquilar una de las 30 parcelas que la Fundación Sierra Minera pone a disposición de particulares en el Parque Ambiental Huerto Pío, ubicado en la carretera de Los Camachos. Se trata de una actividad en la que, bajo el nombre de La Verdolaga, la fundación cuenta con un amplio espacio en Huerto Pío reservado para el alquiler de parcelas a particulares con la intención de potenciar los «huertos de ocio», indica María Sánchez del Valle, responsable del parque ambiental.

El encierro a causa de la pandemia ha puesto en valor las actividades al aire libre y el «contacto con la naturaleza», indica la responsable de Huerto Pío.

«En estos momentos contamos con asociaciones, grupos de amigos e incluso centros educativos que tienen alquilada una parcela», explica Sánchez del Valle.

Asimismo, asegura que cada vez son más las familias que arriendan uno de los terrenos, de 30 o 45 metros cuadrados «para pasar un rato divertido y aprender el producir y comerlo después».

Se trata de una «vuelta a lo tradicional» que pasa por cambiar un paseo por el centro de la ciudad o una tarde de cervezas con amigos por coger la pala y la azada e intercambiar consejos con los inquilinos de otras parcelas. Recalca la responsable de Huerto Pío que, el cuidado de un huerto de autoconsumo es una actividad «sana», que lejos de contaminar, es beneficiosa para la naturaleza, ya que se trata de cultivos ecológicos sin químicos de por medio. «La gente es cada vez más consciente de que debemos cuidar el planeta y cuidar lo que comemos», apunta Sánchez del Valle.

Aunque hasta hace poco más de un año gran parte de las parcelas las arrendaban personas de edad más avanzada acostumbrados a vivir en el campo y producir sus propios alimentos, cada vez son más los jóvenes que se unen a los huertos de autoconsumo.

Es el caso de Gema Pino, que alquiló hace más de un año una parcela junto a su pareja. «Cultivar es una desconexión total para mí», explica la joven, «me encanta compartir consejos con los vecinos de otras parcelas, relacionarme y, sobretodo, saber qué estoy comiendo», añade. Además, asegura que es una manera de ahorrar, ya que «con la producción de mi parcela comemos casi 20 personas», concluye.