Paul, de 66 años y origen británico, partió esta mañana del aeroclub de Totana y perdió el control de la aeronave cuando sobrevolaba el litoral cartagenero: falleció en el acto al impactar contra el agua. Momentos antes de echar a volar, otro piloto del club lo fotografió, ya dentro de la avioneta, sin saber que se trataría de su última instantánea en vida.

Varias llamadas alertaron a Emergencias del suceso. Sobre las once y veinte, informaron de una avioneta pequeña que había caído al agua. Testigos escucharon el golpe. Cayó en Cala Reona, en la zona de la playa de El Descargador. La aeronave quedó totalmente destrozada debido al golpe.

Aunque serán los profesionales del Instituto Armado quienes arrojen luz, con sus investigación, sobre lo sucedido, fuentes cercanas al caso apuntaron que otra aeronave que sobrevolaba la misma zona que Paul poco antes del siniestro se topó con nubes bajas. Cuando ocurre esto en vuelo, explicaron, una de las opciones del piloto pasa por planear, con el consiguiente riesgo que hacerlo conlleva.

"Mi más sentido pésame a los allegados del hombre que ha fallecido", escribió la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, en sus redes sociales. "Nos hemos puesto a disposición de la Delegación del Gobierno para colaborar en su búsqueda y rescate, aunque finalmente no se ha podido hacer nada por su vida", añadió la regidora.

Rescatado por testigos

"Hemos salido a remar un ratillo y ya tocando la costa ha pasado una avioneta, en Cala Flores, muy bajito. Se ha ido como dirección al faro, luego ha vuelto y ha caído al mar a unos 500 metros”. Así se expresa José Luis Martínez Escudero, de 39 años de edad, vecino de Cabo de Palos que rescató del agua al hombre que se estrelló con su avioneta y murió en el acto.

Al ver el accidente, “nos pusimos a remar para allá. Yo iba en un paddel surf. Cuando me he puesto a remar para allá había un piragüista que ha visto el impacto al igual que yo”, detalla el testigo, natural de San Pedro del Pinatar, que atiende a LA OPINIÓN aún con la “adrenalina” tras lo sucedido.

“A los cinco minutos vimos un cuerpo flotando bocabajo, lo hemos montado en el paddel surf. Habían un barquito al lado, se ha acercado, hemos montado el cadáver en el barco y lo hemos traído al puerto”, comenta. Relata que “lo hemos visto caer” y que “había una niebla impresionante”, que él considera que pudo influir en el siniestro.

El cadáver fue llevado al puerto de Cabo de Palos por el barco de recreo que lo recogió, y ahí permaneció hasta la llegada del médico forense. En todo momento estuvo dentro del barco, cubierto por una sábana blanca y custodiado por agentes del Instituto Armado. El protocolo es que el cuerpo sea llevado al Instituto de Medicina Legal, donde la autopsia confirmará la causa del óbito.