Sin su apoyo, ni Ana Belén Castejón ni Noelia Arroyo serían este mandato alcaldesas de Cartagena. «¿Vais a permitir que este señor (José López) gobierne Cartagena?». Poco más hizo falta para ponerlas de acuerdo. Dos años después de aquel acuerdo histórico, los tres son como de la familia: «Son como dos hijas mías». Así marcha el Ayuntamiento de la segunda ciudad de la Región, según el ‘patriarca’.

Se acerca el punto de inflexión del pacto. ¿Qué recuerda de aquellos días en los que se gestó?

Recuerdo las presiones que recibí esa noche. Los socialistas llegaron a ofrecerme un pacto por el que yo me convertiría en alcalde los cuatro años, recibiendo su apoyo dos años y otros dos el del PP, pero Arroyo no aceptó. Por otra parte, mi partido exigía que yo fuera el alcalde. Según me contó el propio Fran Hervías no hace mucho, estuvieron a punto de expedientarme por haber aceptado un pacto en el que me quedaba como tercero.

¿Tan necesario era impedir que gobernara la formación más votada, MC Cartagena?

No tengo que hablar mal de nadie, pero ahí está esa persona condenada, que está todo el día con la gracieta. Van de bronca en bronca, intentado soflamar y malmeter. Imagine en este estado de pandemia, de pateras y de DANA, si no hubiera habido un Gobierno tan unido y con tanto respeto absoluto entre nosotros. Con mis años, para mí Noelia Arroyo y Ana Belén Castejón son como dos hijas mías, además de los siete que tengo ya.

Dice que Cs le intentó expedientar hace dos años. Al final, por otros motivos, han terminado expulsándole.

Por decir que apoyaba lo que mi partido, en 2019, nos hizo pactar. Se me parte el alma ver cómo acaba Cs tras haber estado doce años luchando, puerta a puerta, buscando a amigos que creyeran en el proyecto. Al final, con esta gente lo único que conseguimos es alimentar los extremismos. No me arrepiento de lo que he hecho y lo haría otra vez.

"La desgracia está ahí, pero va a costar arreglar la imagen que hemos exportado del Mar Menor"

¿Se puede evitar la descomposición de Cs?

No se puede impedir el oportunismo en democracia. Las responsabilidades de un político son muy grandes y no se pueden dejar a medias los proyectos.

No había motivos para la moción de censura, entonces.

Mario Gómez lo pasó realmente mal en el Ayuntamiento de Murcia. Si se entra en un Gobierno y se ven delitos, hay dos opciones: dejarlo o ir al fiscal. El problema aquí está en que las direcciones nacionales del PP y de Cs no supieron poner en su sitio al alcalde y a mi compañero. Dicho esto, a nivel regional, ¿qué problema había? ¿Es que no sabíamos lo que estaba pasando en los años anteriores? Nos metimos a gobernar para solucionar los fallos. No lo hicimos y, además, provocamos una desestabilización en cadena de medio país en beneficio de los extremos. Yo no puedo estarme quieto viendo que estoy contribuyendo a eso.

¿Cómo ve su futuro después de 2023? ¿Le tienta la reunificación del centroderecha del PP?

Yo ya tengo una edad, pero si hago falta en 2023, estaré. Siempre he creído en el centro político y eso no ha cambiado.

¿Cómo está gestionando el turismo, de cara a este verano?

Esta semana se ha inaugurado la primera mesa del Plan Estratégico de Turismo con treinta entidades empresariales. El coronavirus lo ha cambiado todo, pero Cartagena tiene un gran potencial: senderismo, fortificaciones, 40 kilómetros de playas, gastronomía, deportes náuticos, arqueología... Es impresionante.

¿Le da muchos dolores de cabeza el Mar Menor?

La desgracia está ahí. Estamos intentando encontrar entre todos la mejor solución, aunque falta que la administración central se involucre en el tema de los lodos. Lo que no me gusta es que se vaya hablando mal continuamente de lo nuestro. No se trata de tapar, pero va a costar mucho arreglar la imagen que hemos exportado del Mar Menor.

"Estoy decidido a acabar con el queso de gruyer, con tanto solar, en el que se ha convertido el casco"

Usted ha sido empresario de la hostelería. ¿Cree que los cierres han sido necesarios?

Llevo también la concejalía de Sanidad y no puse ninguna pega. Nadie tenía una bola de cristal y confié en los expertos. Nunca mejor dicho, había que curarse en salud porque no podíamos dejar que colapsaran los hospitales. Ahora vamos despegando porque fuimos precavidos.

¿Qué le gustaría culminar estos años que tiene por delante?

Primero, acabar de cumplir las cien propuestas que nos marcamos, que ya quedan pocas. Por otra parte, me gustaría volver a ver los mercados de Santa Fiorentina y de Gisbert llenos de vida, ver el Parque Torres con su cantina y restaurante, la ZAL de Cartagena, terminar de adecuar los consultorios o la ampliación del barrio Peral. Y estoy decidido a acabar con el queso de gruyer, con tanto solar, en la que se ha convertido el casco de Cartagena. Es esencial para el turismo.