Manuel Corral (1981, Zaragoza) es de un pueblecito de Teruel en el que tenía relación «nula» con la Armada hasta que en 2002 ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra). Allí los submarinos le «embaucaron» por su «halo de misterio» y decidió ser submarinista. Le comunicó a su mujer que los submarinos están en Cartagena, por lo que ambos decidieron en 2008 empezar a ser cartageneros «de adopción».

En sus veinte años en la Armada, Corral ha estado formándose y ejerciendo como submarinista; sus últimos logros, ser nombrado comandante de quilla del submarino S-81 y haber sido el único alumno capaz de superar el Curso de Comandantes de Submarinos de la Marina Noruega. Emocionado tras la ceremonia de amadrinamiento del pasado jueves, con la asistencia de la familia real, esta semana se prepara intensamente en el Arsenal de Cartagena para la puesta a flote la próxima semana.

¿Qué supone el S-81 para la Armada y qué supone para usted ser el comandante de quilla?

Principalmente la Armada va a recuperar a nivel cuantitativo la flota de submarinos. Estos años hemos ido reduciendo las unidades. A principios de los 2000 teníamos ocho y ahora únicamente dos. Vamos a aumentar de nuevo hasta cuatro nuevos submarinos que durarán unos 35 años. Y yo me siento tremendamente afortunado. Estoy en una posición envidiable para cualquier submarinista. Y siento una gran responsabilidad por delante.

Ha sido elegido comandante por su experiencia en submarinos, ¿cuánto tiempo ha llegado a estar dentro de uno y en cuáles ha estado?

La navegación más larga que he hecho es de 2 meses y medio y tiempo continuado en inmersión sin hacer superficie, 30 días seguidos. Primero estuve embarcado en el submarino Tramontana S-74, con el que en 2011 hicimos la misión del conflicto de Libia, y he estado dos veces en el Mistral S-73, la segunda vez ejerciendo funciones de segundo comandante. También en el submarino de la Armada Noruega entrenándome durante el curso. Con los españoles solemos navegar por el Mar Mediterráneo y llevamos a cabo expediciones, muchas de ellas bajo el mando de la OTAN.

Recientemente ha realizado el Curso de Comandante de Submarinos en la Armada Noruega y fue el único alumno capaz de superar todas las pruebas. ¿Tan duro fue?

La tasa de aprobados es baja, en torno al 60%. Es exigente y el alumno tiene que ser capaz de superar diferentes simulacros como el de proteger el submarino frente a un gran número de barcos y helicópteros que te atacan.

El S-81 pasa a ser uno de los submarinos más completos tecnológicamente a nivel mundial, ¿qué es lo que destacaría de él?

El mayor avance en cuanto a tecnología en comparación con los de la clase S-70 es que van a tener un sistema integrado de control. Es decir, todos los elementos a nivel de seguridad van a estar controlados por unos monitores. Hay un gran número de sensores de alarmas y destaca su sistema de combate. Está automatizado, se necesita menos personal -somos cuarenta hombres y cuatro mujeres en la dotación de quilla- y gana en seguridad al tener gran discreción acústica y magnética. Además, con el nuevo sistema es capaz de estar en torno a tres semanas sin subir a la superficie a cargar las baterías.

¿Cómo es el día a día en un submarino y qué es lo más duro para ti?

O estás haciendo las ocho horas de guardia, o descansando, o en diferentes estancias entreteniéndote; ya sea viendo películas, jugando al dominó, a las cartas con los compañeros. Después de varios días se nota el cansancio porque no es que se descanse excesivamente bien en un submarino. Podemos enviarle emails a la familia, pero la inquietud de no saber si están bien es lo que más me cuesta. También recuerdo una experiencia dura en 2009 en la que un compañero se rompió el brazo con el periscopio y tuvimos que evacuarlo rápidamente.

¿Cómo fue la ceremonia de amadrinamiento y qué vas a hacer hasta el siguiente evento, la puesta a flote el día 30?

Fue muy emotiva para la dotación y para mí ya que tuvimos una comunicación directa con la Casa Real y se interesaron por nosotros y nos desearon suerte. Ahora el peso es la preparación de la puesta a flote junto con Navantia, que está trabajando a un ritmo frenético, y en paralelo continuamos con nuestro proceso de formación con cursos tanto online como en el Arsenal cartagenero.

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