El buque de investigación oceanográfica Hespérides ha regresado a su base en Cartagena después de pasar cuatro semanas atracado en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria tras detectarse un brote de coronavirus en el barco el pasado cuatro de enero . Se trata de la primer a vez en veintiséis años que el barco no participará en la Campaña Antártica Española.

El navío zarpaba el pasado jueves de Las Palmas tras obtener el beneplácito del Instituto de Medicina Preventiva de Defensa (IMPDEF) y dar por finalizado el brote de coronavirus que obligó a interrumpir la campaña. La dotación regresaba a casa casi al completo, a excepción de uno de los diez suboficiales a bordo del Hespérides, que en estos momentos permanece ingresado en el hospital Negrín, en Las Palmas.

La llegada del barco de investigación a Cartagena no ha contado con ningún acto de recepción por parte de la Armada, ni tampoco con la presencia de familiares o allegados, debido a las actuales circunstancias sanitarias, como ya ocurría cuando el buque ponía rumbo a la Antártida el pasado 30 de diciembre.

En un primer momento estaba previsto que el buque retomase la expedición tras el alta de los positivos, tal y como anunció la Armada Española, lo que habría permitido que el Hespérides hubiera llegado a Punta Arenas (Chile) el 20 de febrero, pero eso « hubiera supuesto una presencia en la campaña tan reducida que ya no resultaría eficiente», explican desde el Ministerio de Defensa.

El barco permanecerá alistado en Cartagena durante los próximos tres meses. No será hasta mayo de este año cuando el buque vuelva a participar en diferentes campañas que se desarrollarán en aguas nacionales.

Evitar la covid era su gran reto

Finalmente no ha sido posible, pero la Armada Española preparó un exhaustivo protocolo para evitar que el coronavirus subiera a bordo del Hespérides.

Pocos minutos antes de zapar del muelle de la Curra y sin imaginar lo que ocurriría días más tarde, el comandante del buque, Tomás Cordón, reconocía a los medios que el mayor reto iba a ser mantener al virus fuera del barco.

Además de las pruebas PCR reglamentarias y la posterior cuarentena, que provocaron un retraso de dos semanas con respecto a expediciones anteriores, la Armada tenía previsto que ningún miembro de la dotación bajase del buque en los seis meses que iba a durar la campaña. Cordón explicaba que la Armada había preparado actividades deportivas y otros eventos dentro del buque para sobrellevar el encierro. Además, gran parte de la dotación eran submarinistas con experiencia en permanecer largos periodos de tiempo en espacios cerrados.

Sin embargo, no ha sido posible, por lo que la dotación tendrá que esperar hasta el próximo año para participar en la Campaña Antártica.