Hace ya unos cuantos años que Fernando López no puede salir a disfrutar del jardín de su casa en el Polígono de Santa Ana porque hay «un ruido constante y chirriante» que emana de las motos que entrenan en el Circuito Permanente de Velocidad de Cartagena.

Como él, muchos de sus vecinos han decidido agruparse y recoger firmas para solicitar el control sobre el ruido del Circuito de Velocidad de Cartagena. Esta creciente plataforma denominada 'Afectados por el ruido del Circuito de Cartagena' todavía no es oficial por su escaso tiempo de creación, alrededor de un año. Sus miembros creen que esta agrupación transmite el «sentir de la gente perjudicada».

Asimismo, hace tres meses este colectivo iniciaba una recogida de firmas en change.org para solicitar al Ayuntamiento de Cartagena y a la alcaldesa del municipio un control y soluciones ante estos ruidos. Hasta el momento, han conseguido 164 firmas.

Aunque ha sido un problema que llevan denunciando los vecinos y AAVVs durante años ante las autoridades, nunca han obtenido respuesta por su parte.

López, al igual que otros vecinos de los barrios más cercanos al circuito de motos, vive a menos de un kilómetro de distancia. Este miembro de la emergente plataforma vecinal estima que los afectados por el ruido son «unas 40.000 personas» que habitan en el Polígono de Santa Ana, Los Dolores, Nueva Cartagena, San José Obrero y Molinos Marfagones , entre otros. Además de 15 centros educativos que tienen que convivir con este ruido de fondo.

El viento extiende esta barahúnda entre los barrios más próximos, y los que no lo son tanto, ya que los vecinos de la localidad de Canteras, situada a cuatro kilómetros del circuito, afirman que cuando el viento viene del norte también perciben estos sonidos molestos.

En su petición achacan la presión sonora a una pérdida de «la calidad de vida y bienestar» acompañado de «dificultad para concentrarse, estrés, hipertensión, inquietud, etc.».

Especialmente los findes

Los vecinos aseguran que el ruido se incrementa los fines de semana. «Este finde era un disparate», asegura uno de ellos, y es que estos días se citaban pilotos del Mundial de MotoGP como Diego Acosta, Jorge Marín o Jaume Masiá en el Circuito de Cartagena para entrenar.

«Soluciones simples»

Los miembros de esta creciente plataforma plantean, a su parecer, «soluciones simples»: En primer lugar, cumplir con la ordenanza municipal, que las emisiones sonoras no superen los 90 dB y se evite el escape libre.

Seguidamente, que se revise el estudio de ruido del circuito para la autorización ambiental y poder hacer mejoras. Finalmente, que incorpore todas las quejas recibidas durante años a un expediente de estudio y al mapa de ruido municipal.

Fernando López, miembro de esta plataforma vecinal, piensa que se podría «conciliar la actividad económica del circuito con el bienestar de la ciudadanía».

Con la mirada puesta en la barrera verde que dio solución a la problemática del sonido en el Circuito de Cheste, Valencia, López confía en encontrar una solución; mientras, luchan por ser escuchados.

Invierno, cuando el circuito se abarrota de motoristas

El circuito de velocidad es el destino favorito de muchos motoristas del norte de Europa en invierno por el buen clima que recoge Cartagena, por ello el ruido puede incrementarse por esta época.

Aunque el Circuito de Cartagena estima que ha perdido alrededor del 65% de su clientela debido a la crisis covid, todavía algunos equipos y motoristas han alquilado la pista para entrenar en estos meses de diciembre y enero, pues están en temporada alta. Ahora, en nivel rojo por covid, su aforo es de 300 personas.